sábado, 24 de octubre de 2020

ECUADOR ELECCIONES 2021: ¿VOLVEREMOS A VOTAR DE MANERA INGENUA E IRRESPONSABLE?

En el mundo hay discrepancias respecto a las formas de gobierno existentes y sus principales características.

Los regímenes políticos que se describen a continuación son los que de manera general tienen mayor consenso entre los politólogos:

·       Régimen democrático;

·       Régimen monárquico;

·       Régimen parlamentario;

·       Régimen totalitario o no democrático;

·       Régimen dictatorial; y,

·       Régimen populista.

La República del Ecuador nace como Estado, el 13 de mayo de 1830 y desde esa fecha hemos experimentado regímenes: democráticos, totalitarios, dictatoriales y populistas, para culminar desde hace unas décadas atrás con gobiernos de tinte populista, hasta el presente. 

¿Qué nos ha llevado a los ecuatorianos a llegar a este estadio, en el cual aparentemente estamos bajo un “Régimen Democrático” pero lo que subyace es un populismo autócrata, disfrazado constitucionalmente en una República con cinco poderes, y que, en la sombra, ¿cuatro de ellos están solapadamente bajo el control del poder ejecutivo? 

¿Alguien con mediana educación y sentido común, puede entender cómo en un pequeño país, con un área territorial de 283.560 kilómetros cuadrados, dividido políticamente en 24 provincias y con una población de aproximadamente 17.3 millones de habitantes, se hayan inscrito 19 precandidaturas para las elecciones presidenciales de 7 de febrero de 2021 y hasta la presente fecha el Consejo Nacional Electoral - CNE ha calificado a 12 de ellas para terciar en la próxima justa electoral? 

En Ecuador el oficio político es subsidiado por el Estado y, de forma aparente es el incentivo para la creación de partidos y movimientos políticos: Existen 24 partidos políticos y 259 movimientos políticos registrados a nivel nacional por el CNE. 

Esta dispersión absurda y contraproducente de partidos y movimientos políticos solo trae caos, clientelismo, caciquismo y corrupción. Es el caldo de cultivo para el nacimiento y vida del populismo. 

La Ley de la oferta y demanda tiene una aplicación práctica en la politiquería ecuatoriana. 

Constituir un partido o movimiento político en Ecuador es más fácil que crear una empresa, se requiere poco capital y algunos amigos y/o parientes con contactos (“influencer político”) y el retorno económico es muy rentable y libre en la mayoría de los casos de rendición de cuentas (impunidad) 

En teoría los votantes tienen las siguientes opciones frente a un proceso eleccionario:

1.Votar por uno de los candidatos

2.Votar en blanco

3.Anular el voto

4.Abstenerse de votar 

Diremos con responsabilidad y positivismo, que solo cabe la primera opción. 

Ha sido casi una constante para los ecuatorianos desde hace mucho tiempo atrás, vernos en un dilema de enormes proporciones en los procesos electorales, cuando se trata de votar para elegir presidente, vicepresidente y diputados (hoy asambleístas) 

Nos ha tocado discernir a la hora de votar en un proceso electoral por el menos malo de los candidatos, pero hemos terminado por que se elija en muchos casos al más malo de ellos.

Muchos ecuatorianos se ven en la actualidad en la disyuntiva al analizar las listas de precandidatos inscritos y la de los ya calificados para la dignidad de presidente y vicepresidente, y se preguntan: ¿cuál de las listas es la menos mala para por ella consignar mi voto? 

Más allá de aspectos de simpatía de los candidatos o de la empatía que puedan lograr ellos con los votantes, al analizar con pragmatismo temas relevantes como: conocimientos, experiencia, plan de gobierno presentado, equipo humano seleccionado, capacidad de concertación, entre otros, hasta ahora todos los binomios dejan en los asuntos mencionados mucho que desear. 

Los aspirantes a dirigir el destino del país por el período 2021-2024, tienen el deber y la oportunidad de demostrar con hechos que sus propuestas de campaña son viables, prioritarias, financiables y que irían en beneficio de la mayoría de la población, en particular de la gente más vulnerable y, no palabrería que busca apelar al sentimentalismo de los votantes, con pura demagogia. 

Esperemos con optimismo que estas y otras dudas se despejen con el tiempo. 

Caso contrario volveremos al pasado, se votará por el menos malo y ojalá no terminemos con el más malo.

 “Cuando un Político dice que acabará con la pobreza, se refiera a la Suya” (Pablo Coelho)