miércoles, 26 de julio de 2017

VENEZUELA Y ECUADOR: ¿Las dos caras de una misma moneda?



Cuando nos preguntamos si Venezuela y Ecuador ¿son las dos caras de una misma moneda?, la interrogante no tiene relación con aspectos: culturales, raza, religión, geografía, etc., más bien la pregunta tiene que ver con las semejanzas en el modelo político adoptado por Venezuela y Ecuador, desde hace más de una década.

El socialismo del siglo XXI fue acogido por el gobierno de Hugo Chávez Frías (+) desde el año 2006 y, continúa hasta la presente fecha con el gobierno de Nicolás Maduro Moros en el hermano país de Venezuela. Mientras que en el caso ecuatoriano, este modelo político fue adoptado por el gobierno de Rafael Correa Delgado, desde el año 2007.

La interrogante para algunos politólogos ecuatorianos y extranjeros, es si continuará vigente este “modelo político” en Ecuador con el gobierno del presidente Lenín Moreno Garcés.

En la actualidad el movimiento político Alianza País controla de manera directa, dos de los cinco poderes  establecidos en la Constitución Política de Ecuador: Ejecutivo y Asamblea Nacional (los más importantes).

Pese a la aparente fricción existente al interior de este movimiento político por el anuncio de medidas políticas y económicas que adoptaría el presidente Moreno, nada hace presumir que existiría una separación del modelo del socialismo del siglo XXI.

Esta realidad política vigente para los dos países preocupa sobremanera a la comunidad no solo de Venezuela y Ecuador, sino, de la mayoría de países de occidente, en razón de que junto a Bolivia, Nicaragua y El Salvador, principalmente, podrían convertirse en focos de propagación de acciones que desestabilicen la democracia y el republicanismo en América, como ha sido en el pasado Cuba.

Venezuela atraviesa por la peor crisis: económica, política, social, cultural, institucional, de derechos humanos, etc. desde que se instauró una autocracia, con Hugo Chávez y que se ha radicalizado con el presidente Maduro. El país está al borde de una guerra civil de impensables consecuencias para la población venezolana, que se encuentra secuestrada por una dictadura civil-militar corrupta, que no puede dejar el poder, So pena de tener que encarar juicios desde lo penal hasta de Lesa humanidad.

En Ecuador algunos miembros del movimiento Alianza País con su “ex – líder” a la cabeza, el anterior Presidente, han hecho pronunciamientos públicos en el sentido que no se puede o debe traicionar la “revolución ciudadana”, dando a entender que lo que cabe es radicalizar la propuesta del anterior gobierno, el mismo que fue identificado dentro y fuera del país como una autocracia. Entonces cabe preguntarse ¿se quiere llegar a la situación en la que se encuentra en la actualidad la Venezuela de Maduro, con más de 100 personas asesinadas sin consideración alguna, más decenas de muertos por falta de medicinas, alimentos, corrupción, narco delincuencia, etc.?

¡La mayoría de ecuatorianos no queremos este modelo político y sus objetivos!

El pueblo ecuatoriano aspira a tener libertad, justicia, trabajo y progreso, en un clima de paz y diálogo, que facilite arribar a entendimientos que permitan diseñar políticas públicas concertadas y de largo plazo.

Hay que “esperar” que los seguidores sumisos del expresidente Correa no pretendan secuestrar políticamente al Presidente Moreno, bajo la argucia de que se debe sujetar a la “disciplina partidista” y más importante aún, que el  nuevo Presidente no se deje manipular con esta falacia que esterilizaría su mandato de gobierno.

Una señal positiva de política exterior para todos los ecuatorianos, de solidaridad para el sufrido pueblo venezolano y de respeto a los derechos humanos para el mundo entero, sería que el gobierno del Presidente Lenín Moreno retire al Embajador de Ecuador en Venezuela y vote a favor de las sanciones que la comunidad internacional proponga contra el gobierno de Nicolás Maduro, a fin de que se respete la actual Constitución Política vigente y el contrapeso de poderes.
 
“No debemos dejar que nuestros temores nos impidan perseguir nuestras esperanzas” (John Fitzgerald Kennedy)

sábado, 15 de julio de 2017

DEVALUACIÓN FISCAL: ¡No es suficiente!



En Ecuador luego de la debacle que significó para el país los 10 años de “gestión” del Expresidente Rafael Correa en lo: institucional, económico, social, cultural, derechos humanos y ambiental, la nueva administración no debe cometer el mismo error del Presidente Macri en Argentina, al no hacer público las cifras reales de como recibió la economía del país.

Es necesario transparentar las cuentas nacionales para que sobre esa base, el nuevo Gobierno fije el rumbo de la economía en el período 2017- 2021, independientemente que en el caso ecuatoriano el Poder Ejecutivo sigue en manos del mismo movimiento político.

Hay que hacer público entre otras cifras: déficit fiscal, deuda global reajustada (es evidente para muchos analistas que se maquilló las cuentas de deuda) preventa petrolera, reservas de petróleo, balances de empresas públicas, etc.

También es fundamental exhibir los contratos de deuda externa, venta de petróleo, obra pública, en especial, para poder analizar el costo-beneficio de los mismos, mediante una auditoría forense externa, independiente y con calificación internacional.

La crisis de valores por la que atraviesa el Ecuador por los innumerables casos de corrupción detectados hasta la fecha, amerita hoy más que nunca arribar a acuerdos de mediano y largo plazo entre lo público y lo privado, que viabilicen una total transparencia.

La Concertación ha sido un objetivo esquivo hasta el presente, por causa de que han primado los intereses individuales, de grupo y partidistas, antes que los del país. Los afanes de poder y riqueza constituyen una rémora, que no permite dibujar un Ecuador con crecimiento y desarrollo económico, respeto a los derechos humanos, fortalecimiento de la institucionalidad, inclusión, consciencia social y justicia.

En nuevo Presidente ha dado un paso adelante al abrir espacio al diálogo, condición necesaria pero no suficiente para despejar el camino que conduzca al entendimiento, a eliminar la desconfianza sembrada en el país por su antecesor. Para transitar por la vía sugerida a más de buenas intenciones, hace falta desmontar gran parte del andamiaje montado en 10 años de autocracia que polarizó al país, con la creación por parte de la Asamblea Nacional sumisa, de muchas leyes inconsultas e innecesarias que solo han traído caos y retroceso.

El encadenamiento: gobierno, empresa, academia y trabajadores, será posible únicamente con políticas públicas concertadas y de largo plazo que superen los intereses de un partido o movimiento político que termina siendo coyuntural. El Ecuador necesita con urgencia reglas claras que permanezcan en el tiempo, más allá del período de un gobierno constitucional y que permitan planificar: infraestructura, servicios, emprendimientos, generación de empleo, etc., con un horizonte previsible.

En lo económico es necesario conocer a detalle el plan económico y social elaborado por el ejecutivo, a fin de que el sector privado y la academia, lo analicen y de ser necesario realicen propuestas de ajustes o cambios pertinentes, mediante el diálogo técnico, argumentado y franco, que enriquezca lo planificado y viabilice su acogimiento.

En este sentido la propuesta de apuntalar las exportaciones de bienes y servicios producidos en el país mediante una “devaluación fiscal “es una medida puntual, que pretende reducir los costes de producción (sin modificar la cotización del dólar, ya que Ecuador adoptó como moneda esta divisa desde el año 2000) reduciendo el nivel de los impuestos directos y/o indirectos y generando a la par nuevas fuentes de empleo.

Pero así como en las leyes de la física, toda acción tiene una reacción, en economía una reducción del coste de impuestos a favor de las empresas exportadoras para mejorar su “competitividad”, implica una disminución de ingresos para el fisco, que por lo general se compensa con el incremento de impuestos existentes o con la creación de nuevos impuestos.

¿Es de suponer que la contrapartida de una devaluación fiscal como la que se está proponiendo en la actualidad en el país y que consiste en reducir la contribución patronal al Seguro Social- IESS, sería una suba en el impuesto al valor agregado-IVA, como se hizo en España en 2014 (a más de otras medidas) por su fácil aplicación y operatividad?

La literatura económica alerta sobre los efectos de la devaluación fiscal en la macroeconomía y microeconomía. Hay quienes consideran que habría que modificar al menos un impuesto directo y otro indirecto, para aplicar una devaluación fiscal.

Desde la óptica fiscal se entendería que por razones de practicidad, costos operativos e inmediatez, el gobierno escogería como punto de partida la suba del IVA, como compensación a una pérdida de ingresos fiscales por la reducción de la contribución de las empresas a la seguridad social, a fin de compensar la reducción de ingresos que sufriría la misma.

Cabe alertar que los efectos de aplicarse esta medida serían de enorme impacto para la población en general, porque se encarece la gran mayoría de bienes y servicios producidos en el país e importados, contrayendo la demanda y generando en muchos casos desempleo, como consecuencia final por el encadenamiento existente.

¿Acaso no es menos pernicioso aceptar llanamente que lo que se está queriendo crear es un subsidio a las empresas exportadoras, con un propósito encomiable, pero insuficiente para alcanzar el objetivo propuesto?

¿Porque se sostiene que es insuficiente tal medida?

Por la sencilla razón de que es necesario contar con una política pública a largo plazo para alcanzar un crecimiento sostenido de las exportaciones no tradicionales con alto valor agregado, ya que como es de conocimiento general, Ecuador tiene una oferta exportable sustentada en productos primarios tradicionales.

En la actualidad no existe tal política. Primero hay que construirla, luego consensuarla entre lo público y privado y posteriormente ejecutarla, lo cual llevará muchos años.

En la década de los setenta se inició un proceso de promoción, asistencia técnica y financiamiento de exportaciones, para bienes y servicios no tradicionales. Instituciones públicas como el Ministerio de Industrias, CENDES, la Corporación Financiera Nacional-CFN, entre otros, trabajaron en coordinación con el sector privado para este objetivo.

La CFN además de las líneas de financiamiento para la industria, pesca y turismo,  creó el Fondo para la promoción de exportaciones-FOPEX, el Fondo para la pequeña industria y artesanías-FOPINAR, con el propósito de diversificar la oferta exportable. De ahí surgieron actividades cuya producción estaba orientada la exportación, tales como: floricultura, acuacultura, café soluble, semielaborados y elaborados de cacao, sombreros de paja toquilla, artesanías de tagua, mermeladas, aglomerados de madera, zapatas de freno, taladros eléctricos, ensamble de vehículos, etc. que incorporaban mayor valor agregado.

Gracias a políticas neoliberales y socialistas y a la “visión “de varios gobiernos de turno, se desmontó todo un esquema de apoyo a la pequeña y mediana industria y la promoción y financiamiento de las exportaciones no tradicionales.

¡De Ripley! La Corporación Financiera Nacional-CFN pasó de banca de desarrollo, a financiar taxis, viviendas, venta de bienes inmuebles (incautados al sistema financiero privado, luego de la crisis de 1999) y prestamista al Gobierno Central.

Algunos dirán que por algo hay que comenzar para que crezcan las exportaciones (más aun cuando tenemos un país sin política monetaria) y que permita corregir los costos internos cuando los países vecinos devalúan su moneda, o lo hacen aquellos que tiene una oferta exportable similar a la ecuatoriana. Sí, ¿Pero no sería mejor tener una política pública de largo plazo concertada, de diversificación y promoción de exportaciones bien estructurada y sostenible en el tiempo, que incentive la: creatividad, innovación y emprendimiento y, que gradualmente se consiga la producción de bienes y servicios no tradicionales exportables que incorporen tecnología de punta?

“Hacer con soltura lo que es difícil a los demás, he ahí la señal del talento; hacer lo que es imposible al talento, he ahí el signo del genio“(Henri-Frédéric Amiel)