sábado, 16 de mayo de 2020

PANDEMIAS: ¡SANITARIAS Y SOCIALES!


En la historia de la humanidad se han registrado múltiples pandemias sanitarias, producto de los virus que han afectado a la salud de los seres humanos (peste bubónica, viruela, cólera, fiebre amarilla, “gripe española”, VIH, COVID-19, entre otras)

La actual pandemia del COVID-19, sin que hasta la presente fecha se presente como la más mortal, posiblemente ha causado los efectos más perniciosos en todo el mundo, por el pánico a enfermarse, los muertos y los graves impactos en lo económico y social.

¿Por qué?

La globalización ha permitido que el vertiginoso avance de la tecnología producida en las últimas cinco décadas, entre otros aspectos, en el transporte, la comunicación y la información, acerque a los habitantes de los países de todo el mundo, por vía aérea, terrestre y marítima en unas pocas horas. La movilidad de las personas por motivos de negocios y turismo es vital para las economías de los países en todos los continentes.

Pero sin menospreciar el efecto negativo que está produciendo el COVID-19 a nivel mundial en lo económico, político y social, debe ser también motivo de enorme preocupación, el nocivo impacto que tienen las otras pandemias que llevan mucho tiempo carcomiendo a la sociedad mundial.

LA POLÍTICA: Las doctrinas políticas que han surgido en el mundo, como normas para el manejo de la cosa pública, han devenido en medios practicados por caudillos, autócratas, élites, principalmente, para fines de captura del poder y acumular riqueza.

Los aportes de los filósofos griegos: Platón, Sócrates y Aristóteles, para que en una sociedad deba existir: justicia, moral, bien (en la teoría de los valores, es positivo) etc. han caído en saco roto en el mundo actual.

Las “seudodoctrinas” seguidas por los políticos desde hace mucho tiempo atrás, y que deberían ser mejor definidas como politiquerías (“Hacer política de intrigas y bajezas”-definición de la Real Academia Española de la Lengua - RAE) constituyen una real y funesta pandemia, que se evidencia día a día.

La ausencia de liderazgo en la gran mayoría de países del mundo y en particular en las grandes potencias, puede traer consecuencias nefastas para la supervivencia del planeta (guerra mundial: nuclear-biológica, cambio climático por acciones de los seres humanos,  sobre explotación de recursos naturales, entre otros)

También la asociación ilícita entre el poder político con el poder económico, conlleva a que se acentúe cada vez más la desigualdad, entre pocos que acumulan la mayor riqueza y muchos que tienen la mayor pobreza.

Aquí radica la fuente de la corrupción en el mundo y, es más evidente en los países emergentes y de menor desarrollo relativo.

LA DESIGUALDAD: Según la Oxfam International, 2.153 millonarios del  mundo poseen más riqueza que 4.600 millones de personas (60% de la población mundial)

También destaca que en América Latina y el Caribe el 20% de la población tiene el 83% de la riqueza. Para el año 2019 en la región 66 millones de personas, o sea el 10.7% de la población vivía en extrema pobreza.

¿Qué hacen los gobiernos para reducir esta lacra de la sociedad?

¡Nada o casi nada!

La indolencia y la indiferencia de gobernantes mediocres, populistas y corruptos, acaban con la esperanza de los pueblos, los que con carencia de una buena educación y quemeimportismo, fallan una y otra vez, votando en las urnas por malos candidatos, y seducidos por promesas irreales, mañosas, revanchistas de politiqueros de oficio.

Es la masa (Gran conjunto de gente que por su número puede influir en la marcha de los acontecimientos –RAE) la razón por la cual a la mayoría de los políticos, no les interesa impulsar la educación de sus pueblos. Este aserto se refleja en la poca asignación de recursos que en los presupuestos del Estado, se destinan para la educación.

CORRUPCION: La generalidad de los países en el mundo tiene sistemas tributarios que en una u otra medida permitirían que los gobiernos de turno, aseguren con la adecuada planificación y transparencia, la provisión de servicios sociales, obras de infraestructura y generación de empleo privado, a través  de políticas públicas concertadas, sostenibles y de largo plazo.

Pero la realidad nos muestra que en pocos países en el mundo, existe un adecuado uso de los recursos públicos y por ende existen buenos servicios sociales e infraestructura, que permita a sus ciudadanos tener una buena calidad de vida.  Un ejemplo son: Canadá, Suecia, Dinamarca, Noruega, Suiza, Finlandia, Australia, Holanda, Nueva Zelandia, Alemania, principalmente.

¿Cuál es la causa principal, que impide que en la gran mayoría de países del mundo no exista un adecuado estándar de vida para la población?
¡La corrupción!
Las mafias organizadas entre funcionarios públicos y empresarios privados, para robar los dineros públicos, a través de: la obra pública, la evasión tributaria, el lavado de dinero, entre otros aspectos, es el cáncer de la corrupción que ha producido metástasis en la sociedad de muchos países.

Incluso, estando inmerso el mundo en plena pandemia del COVID-19, se van descubriendo casos de corrupción, sin que importe el dolor humano, la crisis económica por la que atraviesan: personas, empresas y las arcas fiscales, los corruptos están activos, como siempre.

CAMBIO CLIMÁTICO: El mundo enfrenta el mayor desafío de su historia a consecuencia del cambio climático, al respecto, la Organización de las Naciones Unidas-ONU, en su último informe de 2019, señala que existen tres factores que están afectando principalmente al clima mundial, y que según los científicos expertos en el tema son:

1.”La concentración de GEI en la atmósfera terrestre está directamente relacionada con la temperatura media mundial de la tierra; (*)
2. Esta concentración ha ido aumentando progresivamente desde la Revolución Industrial, y con ella, la temperatura del planeta;
3.   El GEI más abundante, alrededor de dos tercios de todos los tipos de GEI, es el dióxido de carbono (CO2) que resulta de la quema de combustibles fósiles.”
(*) GEI= gas de efecto invernadero.

La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) en 1992 reunió a 197 países para lograr un acuerdo sobre el tema.

Fue el Acuerdo de París realizado en 2015, el que involucró a todas las naciones del mundo, el hecho que marcó un hito para tomar decisiones efectivas, para contrarrestar los efectos negativos registrados del cambio climático en el mundo, comprometiéndose los países a mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 2 grados centígrados.

Expertos a nivel mundial en el tema, sostienen que el techo del aumento de la temperatura mundial debería estar por debajo del 1.5 grados centígrados.

Sin embargo algunos países (grandes productores de petróleo) como: EE.UU., Rusia, Arabia Saudí y Kuwait, han ignorado el compromiso adquirido y continúan contaminando el planeta con la provisión de combustibles fósiles, y son renuentes a reducir la meta de la temperatura mundial de 2 a 1.5 grados centígrados.

Los políticos por razones obvias contradicen las investigaciones científicas y sus recomendaciones sobre este serio problema que afecta a todo el planeta tierra, y en particular a las personas, animales y plantas.

¿Acaso estas pandemias sociales tienen la misma visibilidad en los medios de comunicación públicos y privados, y en particular en las redes sociales, que el COVID-19, los espectáculos: políticos, deportivos, artísticos, musicales, farándula, certámenes de belleza, etc.?

¿No debería concienciarse a la población mundial sobre los efectos catastróficos que dejamos en herencia a nuestros hijos, nietos, bisnietos y demás seres?

¿Qué nos pasa como sociedad consumista depredadora?

¿En qué estamos aplicando la inteligencia los seres humanos?

“Me gusta más la crítica aguda de un hombre inteligente que la aprobación irreflexiva de las masas” (Johannes Kepler)