domingo, 24 de febrero de 2019

ECUADOR: ¿LA JUSTICIA EN ESTADO VEGETATIVO?


En medicina se entiende que una persona se encuentra en estado vegetativo, básicamente, cuando el cerebro no funciona y el paciente no puede hablar y no tiene consciencia de si mismo y de su entorno.

La definición anterior se podría extrapolar a la situación en la que encuentra la Justicia en Ecuador, desde hace décadas, pero agravada desde el año 2007 hasta la presente fecha.

Según el artículo No.178 de la Constitución Política de la República del Ecuador, son órganos jurisdiccionales los siguientes:

1.La Corte Nacional de Justicia.
2.Las cortes Provinciales de Justicia.
3.Los tribunales y juzgados que establezca la Ley.
4.Los juzgados de paz.

El Consejo de la Judicatura es el órgano de gobierno, administración, vigilancia y disciplina de la Función Judicial.

La Defensoría Pública y la Fiscalía General del Estado son órganos autónomos de la Función Judicial.

Todo este entramado ha sido diseñado para que con plena autonomía los órganos antes señalados administren justicia dentro de las atribuciones establecidas en la Constitución, y así, se precautele la seguridad jurídica necesaria para una sana convivencia en el país.

Pero en la práctica, lo que vemos día a día los ecuatorianos y desde el extranjero, es a órganos de justicia cuyos funcionarios en gran parte, se han politizado, cometen actos de corrupción y demuestran mediocridad en sus fallos y resoluciones.

Desde el año 2007 el Ejecutivo secuestró a la justicia y sus representantes sucumbieron pese a que la misma contaba con autonomía. Fueron sumisos mediante favores, chantajes y prebendas del gobierno de turno.

La corrupción cual epidemia penetró en la justicia y otros órganos y, pese a las evidencias del aberrante latrocinio cometido por funcionarios del régimen socialista del siglo XXI, duermen los procesos de investigación preprocesal y procesal penal en contra de la cúpula del poder que durante el período 2007-2016 se apropió indebidamente de recursos del Estado, principalmente a través de sobreprecios y coimas en la obra pública.

No deja de asombrarnos como van apareciendo casos de diversa índole de corrupción en la justicia. Jueces que liberan a asesinos por sicariato paladinamente, ex_ funcionarios públicos que han sido juzgados y sentenciados por delitos de enriquecimiento ilícito, lavado de dinero, concusión, cohecho, etc. salen en libertad y/o son sobreseídos, sin más que la “soberana” voluntad de los administradores de justicia.

La cacareada afirmación de parte de muchos asambleístas, funcionarios de gobierno y representantes de la Función Judicial de que van a sanear la administración de justicia, queda en pura retórica.

Los políticos siguen metiendo sus manos en la justicia, la corrupción ha echado raíces y existe una evidente politización de la justicia.

Los peces gordos de la corrupción: o están prófugos o se encuentran dentro del país gozando de los dineros producto de la corrupción y las denuncias existentes en contra de ellos no caminan.

¿Quién o quienes protegen a estos delincuentes de cuello blanco?

¿Por qué no se recurre a organismos como las Naciones Unidas para reformar todo el aparato de justicia, se modernice a la misma y se establezca una verdadera meritocracia para remozar a los principales funcionarios de los órganos de justicia?

Pero no contentos con la ineficacia de la Función Judicial. Los ecuatorianos presenciamos como los politiqueros, engañando al pueblo lograron eliminar la Constitución de 1998 y, con argucias, una Asamblea Nacional Constituyente mediante referéndum sometido a sufragio universal, promulgó la Constitución de 2008, aún vigente.

La Constitución Política de 2008 es en gran medida el génesis de los más lacerantes problemas del Ecuador. Su carácter hiperpresidencialista, la novelería de incluir como “poderes del Estado” al tema electoral y la disfrazada participación ciudadana, representada en un quinto poder: “La Función de Transparencia y Control Social” ha sido el “Caballo de Troya” para que la politiquería manipule a los organismos de control, defensoría del pueblo, superintendencias y un estéril “Consejo de Participación Ciudadana y Control Social”

El artículo No. 204 de la Constitución Política dice: “…La Función de Transparencia y Control Social promoverá e impulsará el control de las entidades y organismos del sector público, y de las personas naturales o jurídicas del sector privado que presten servicios o desarrollen actividades de interés público, para que los realicen con responsabilidad, transparencia y equidad; fomentará e incentivará la participación ciudadana; protegerá el ejercicio y cumplimiento de los derechos; y prevendrá y combatirá la corrupción.”

Este inocuo poder: no ha ejercido control alguno, no ha transparentado los servicios prestados por el sector público, no ha fomentado la participación ciudadana y, peor aún no ha combatido la corrupción.

El gatopardismo sigue presente: “cambiar todo para que nada cambie”

Luce imperativo una consulta popular para eliminar a esta mal llamada: “Función de Transparencia y Control Social”, para que el pueblo se pronuncie sobre su pertinencia.

Se estima en aproximadamente 30 mil millones de dólares el monto del dinero robado en la década perdida 2007-2016, sin que hasta la fecha se haya recuperado 1 dólar, mientras tanto: Bla, bla, bla, bla., es el retrato del país de la “impunidad”.

¿Cuándo se hará justicia con la injusticia?

Mientras tanto: ¡LA JUSTICIA SIGUE EN ESTADO VEGETATIVO ¡

“La peor forma de injusticia es la justicia simulada.” (Platón)

lunes, 11 de febrero de 2019

¿EL TRIÁNGULO DE LAS BERMUDAS DE LA DEMOCRACIA?

Aproximadamente un área de 700.000 kilómetros cuadrados ubicada en el Océano Atlántico en forma de un triángulo equilátero entre: Miami, Bermudas y Puerto Rico, más conocida como el “Triángulo de las Bermudas”, ha sido durante muchos años fuente de historias de diferente tipo, debido a la desaparición en esa zona de numerosos aviones y barcos, con la pérdida de decenas de vidas humanas.

Investigaciones científicas atribuyen a condiciones meteorológicas adversas que se producen en esa zona, las mismas que dan lugar a la formación de vientos huracanados y olas gigantes la causa de los muchos desastres ocurridos.

Pero un símil se ha formado desde hace años atrás, en tres puntos de la geografía del Mar Caribe al que denominaremos: “El triángulo de las Bermudas de la Democracia” y que está representado por Cuba, Venezuela y Nicaragua.

No se trata de un área como la del Triángulo de las Bermudas con fenómenos catastróficos, sino más bien de tres países que por su ubicación forman también un triángulo, que en cuyos vértices (países) ocurren fenómenos humanos que configuran verdaderos desastres en lo económico, político y social para sus respectivas poblaciones.

Cuba, es el vértice principal con un régimen socialista-comunista que, desde aproximadamente seis décadas, luego de la llamada “revolución cubana” (1959) ha sido sometida por la autócrata familia Castro y sus secuaces, bajo la máscara de un pseudo nacionalismo, en una narco- dictadura que ha saqueado los recursos públicos y privados, para fines protervos de sometimiento y privación de la libertad de varias generaciones de cubanos y el enriquecimiento ilícito de un narco-gobierno marxista.

La cúpula que desgobierna Cuba es el verdadero eje del mal que ha exportado: doctrina, guerrilla, milicianos, agentes de seguridad, etc. en especial a América Latina (Venezuela, Nicaragua, Bolivia) bajo la carátula de ayuda de médicos y especialistas en algunas disciplinas del deporte.

Nicaragua, bajo el régimen sandinista (que lideró Daniel Ortega) cumplió cerca de cuatro décadas.

Desde 2007 hasta la presente fecha bajo la presidencia del sandinista Daniel Ortega y su esposa están por cumplir doce años en el poder, bajo el repudio de la población que ha sido privada de sus derechos y en especial: los de la libertad de expresión y movilización.

Nicaragua es parte de la camarilla socialista tutelada por Cuba y Venezuela (este último proveedor de petróleo) y que, bajo una falsa democracia, reprime y mata a sus ciudadanos. Según la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos, desde el 18 de abril de 2018, aproximadamente se reporta que hay: 561 muertos, 4.578 heridos y 545 desaparecidos, por causa de la acción represiva de esta narco-dictadura.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL, Nicaragua tendrá un retroceso en su economía del 2% del PIB, en el 2019.

Venezuela constituye el tercer vértice de este triángulo que estrangula y destruye la democracia y su institucionalidad. Van dos décadas desde Hugo Chávez hasta Nicolás Maduro, en que Venezuela bajo la tutela del socialismo a logrado lo imposible: “destruir a un país rico y próspero y situarlo en calidad de Estado fallido”

La CEPAL ha pronosticado que Venezuela tendrá un decrecimiento del 10% del PIB para 2019. Para el Fondo Monetario Internacional este indicador llegará al 18%.

La economía venezolana se mantiene en constante retroceso desde el año 2014, con un PIB que ha caído cerca del 40% desde fin del año 2013.

El proceso de hiper inflación que registra Venezuela según el Fondo Monetario Internacional- FMI, significará según pronósticos de este organismo, que el país puede alcanzar una inflación de 10 millones por cien en 2019 (similar al de Alemania en 1923)

La cifra de asesinatos y homicidios diarios en Venezuela crece y se sitúan en 73 casos cada 24 horas. El empobrecimiento de la población, la escasez de empleo, la ausencia de productos básicos (agua, leche, etc. y medicinas) agrava la situación, en especial de la población más vulnerable.

La dictadura de Maduro convertida en narco-delincuencia, ha despojado a un país con inmensos recursos naturales, de los inmensos ingresos por la exportación de petróleo y otros recursos como la reserva en oro y depósitos en el exterior.

La deuda externa de Venezuela se estima en aproximadamente 150 mil millones de dólares.

El desplome de la economía del país obedece según el criterio de muchos analistas a la siguientes causas: pérdida del poder adquisitivo de la moneda (hiper inflación), la escasez de alimentos y medicinas, consecuencia del cierre o estatización de empresas privadas, la pérdida de ingresos provenientes del petróleo por reducción de producción y baja del precio internacional, el control de precios por decreto ahuyenta la actividad productiva y repercute en la eliminación de puestos de trabajo, el aumento de salarios antitécnico sin contraprestación de productividad, repercute negativamente en la inflación.

Con estos magros resultados fruto de la mediocridad y demencia de Nicolás Maduro, la reacción del pueblo venezolano ha sido valiente y decidida, con un alto costo en vidas humanas, desaparición de personas, cárcel para los opositores, secuestros y toda una política de miedo y persecución que llegó inclusive hasta los estratos más pobres de la población.

El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, a raíz de que Maduro se autoproclamara el 10 de enero de 2019 como presidente para un segundo mandato, junto con la mayoría opositora de la referida Asamblea, desconocieron a Maduro para dicha dignidad y lo declararon “usurpador”.

Posterior a lo indicado, con fecha 23 de enero de 2019, Juan Guaidó se juramentó como presidente encargado de Venezuela, de acuerdo a lo estipulado en la Constitución.

Cuba depende económicamente de Venezuela luego del colapso de la Unión Soviética y por tal razón tiene una enorme influencia política y militar (seguridad) de manera visible en Nicaragua y Venezuela. La caída del desgobierno de Maduro y su cúpula de sumisos y corruptos, sería un duro golpe para los cubanos.

El eje del mal cubano ha construido un “Triángulo de las Bermudas de la Democracia” con Venezuela y Nicaragua y, juntos se han engullido las democracias y la institucionalidad de sus respectivos países.

Cuba nunca descansará en aplicar sus tácticas socialistas dictatoriales para sostener al régimen “usurpador” de Maduro, por que de ello depende en buena medida la supervivencia del actual régimen cubano.

Este triste y lacerante episodio de Venezuela va a desenmascarar a varios gobiernos del mundo, que labios para afuera, dicen en foros internacionales que defienden la libertad y los derechos humanos. ¡La historia los juzgará!

“Sólo protegemos nuestra libertad protegiendo la de los demás” (Thomas Paine)