sábado, 21 de enero de 2017

¡HONESTIDAD! o ¡CORRUPCIÓN!


La definición de la palabra honestidad, es entendida en la mayoría del mundo como:
  1. f. Compostura, moderación, respeto a la conducta moral y social que se considera apropiada:
  2. Recato, decencia, rectitud de comportamiento"
¿Cómo hacemos para rescatar no del diccionario sino para el uso y práctica individual, como una segunda piel aplicable a toda nuestra vida, en todos nuestros actos: pensamiento, acción, consejo, crítica, acuerdo, etc., dicho de otra manera, en el día a día de nuestra existencia, para que sea parte esencial de ella, indisoluble, inseparable, inmutable?
¿Por qué la honestidad se ha venido a menos en nuestra sociedad y se ha convertido en un “vestigio del pasado”, aplicable este comportamiento según los deshonestos, solo a personas que “no saben acomodarse a la vida presente y no saben aprovecharla”, a eso hemos llegado?
Me resisto y me revelo a esta distorsión del comportamiento humano, los principios y valores éticos y morales no tiene caducidad, son inherentes a las personas, familias, pueblos que se precian de que el respeto y obediencia a la Ley es la base de una sociedad civilizada. La familia, como núcleo de esa misma sociedad, fundamentó su razón de coexistir en principios y valores considerados buenos, que benefician a todos por igual, con justicia y equidad.
Hay muchas interpretaciones a esta pérdida que ha sufrido la sociedad en su conjunto, en todo el mundo, desde diferentes vertientes, tales como: filosóficas, antropológicas, psicológicas, etc. Para bien, mucha gente mantiene sus principios y valores intactos, no se han dejado corromper, mantienen viva la humildad, viven con respeto a sí mismo y a los demás, cultivan en su familia la buena herencia recibida de generación en generación, no permiten que el cáncer de la acumulación de dinero y poder, sean la razón de su existencia.
¡Lo importante en la vida es ser y no tener!
Sin embargo nuestro país, lamentablemente no ha escapado de este flagelo, existe el peligro de una metástasis, la nueva cara de la deshonestidad que es la corrupción y que ha contaminado lo público y privado, se extienda irremediablemente a toda la sociedad, si no actuamos ahora, rápido y de manera drástica.
No podemos permitir que de cara a la elecciones del 19 de febrero próximo, partidos y movimientos políticos que cobijen a personas corruptas, sean elegidas con nuestro voto. La única arma que disponemos para defender un estilo de vida que tenga futuro para nuestros hijos, nietos y bisnietos y sus descendientes, es con nuestro voto consciente, es ahora o nunca, es empezar a cambiar lo malo, es un renacer y está al alcance de nuestra voluntad.
Con coraje expulsemos de la vida política a los malos ecuatorianos que en lugar de servir al pueblo, a sus mandantes, se han servido de ellos, se han robado el futuro de nuestras familias, nuestro voto tiene que ser consciente, o sea pensando en que nuestro acto tenga repercusión, con sensatez o dicho de otro modo con inteligencia, para conseguir un objetivo común.
¿Cuál debería ser ese objetivo al que debemos aspirar y que con nuestro voto podemos alcanzar?
¡No permitir que nos arrebaten nuestro derecho a vivir en una verdadera democracia, con plena libertad, con división real de poderes, total transparencia y rendición de cuentas y en la que la justicia exista en la realidad y no en el imaginario de una Constitución no aplicada!
Invito a expresarnos en las próximas elecciones con un “voto de censura”, para aquellos politiqueros que nos traicionaron con falsas promesas y nos arrebataron nuestros derechos y, con un “voto de confianza”, a los candidatos que hayan demostrado con su pensamiento y obras que sus propuestas son confiables y viables.

sábado, 7 de enero de 2017

¡PROTESTA!

El punto de partida para nuestra enérgica protesta, es la irrisoria Resolución de 4 de diciembre de 2015 de la Asamblea Nacional del Ecuador, que mediante reformas a la Constitución de 2008, aprobó la reelección indefinida de las autoridades de elección popular, la misma que entrará en vigencia sin límite alguno a partir del 24 de mayo de 2017.
Estamos descontentos muchos ecuatorianos, por qué en la fecha antes referida, de 137 asambleístas que integran la Asamblea, solo asistieron 109 a tan importante Sesión (se requería de las dos terceras partes para la aprobación de la reforma a la Constitución, o sea de 92 votos). 

De los 109 asistentes:

·         100  votaron a favor de la mencionada reelección indefinida,

·         8 lo hicieron en contra y,

·         1 se abstuvo de emitir su voto. 

Esta nefasta Resolución contó con la venia de la mayoría oficialista, que contaba con 99 curules a la fecha aludida.
 
Se excluyó de las próximas elecciones presidenciales y legislativas, a los “honorables” que tengan dos períodos consecutivos y establecieron la reelección sin límites desde los comicios posteriores, programados en principio para al año 2021. 

Cabe señalar que la Constitución de 1998 dejaba abierta la opción para que los asambleístas (diputados a esa fecha) se postulen indefinidamente. 

Sin embargo la Carta Magna que fue redactada y aprobada en el 2008 por los Representantes del mismo Movimiento político, que hasta la fecha controla los poderes Ejecutivo y Legislativo, facultaba la reelección por una sola vez, consecutiva o no. 

¿El objetivo de la Carta Magna de 2008 era que exista renovación política cada ocho años, en las Funciones Ejecutiva y Legislativa? 

Entonces, ¿Cómo entender a los integrantes del Movimiento oficialista, que en él 2008 sostuvieron que debe existir alternabilidad en una democracia y que por esa razón propusieron y consiguieron, con gran mayoría legislativa eliminar la posibilidad de cualquier reelección, para que transcurridos apenas siete años, en el 2015, hayan cambiado diametralmente de criterio y de un plumazo boten a la basura la alternancia en el poder político? 

¡Con esta tramoya consiguieron como objetivo principal, que 40 miembros de la actual Asamblea, (la mayoría gobiernistas) puedan presentarse como candidatos a las próximas elecciones del 19 de febrero del 2017 y, poder de esta manera ser reelegidos y continuar en el poder! 

Es evidente que los asambleístas no legislaron conforme reza el artículo 127 de la Constitución vigente y que dice: “Las asambleístas y los asambleístas ejercerán una función pública al servicio del país, actuarán con sentido nacional, serán responsables políticamente ante la sociedad de sus acciones u omisiones en el cumplimiento de sus deberes y atribuciones, y estarán obligados a rendir cuentas a sus mandantes.” 
 
¡Simplemente, votaron por intereses particulares y partidistas y por tanto, legislaron en beneficio propio! 

¡Por esta razón nunca votaremos por ningún candidato que se postule para ser reelegido! 

Sentimos gran disconformidad con este hecho, más aún, por qué una vez que los políticos profesionales llegan al poder, por interese ajenos al de la mayoría de la población, buscan mantener el statu quo. Las ofertas son visibles durante la campaña y se vuelven etéreas cuando se consigue el objetivo buscado, que es ganar la elección. El fin justifica los medios.
Disgusta a gran parte de la población tener que acudir a las urnas por mandato de la Ley, la cual obliga a hacerlo bajo penalización, para “ejercer nuestro derecho al voto” y validar el juego de los politiqueros de siempre.
Sigue vigente la vieja política, nos han arrebatado la esperanza y no existe un futuro promisorio para las generaciones futuras, todo sigue igual.
Es imperativo ¡regenerar una nueva política!
Expresamos por esta vía nuestro descontento a este lamentable hecho consumado, y demandamos en nuestra calidad de mandantes a todos los candidatos inscritos para optar por la Presidencia,  que por escrito y bajo acto Notarial, se comprometan concertadamente a convocar a Consulta Popular (de ser elegidos cualquiera de ellos) para que el pueblo decida si se deroga o continúa vigente, la reelección indefinida de las autoridades de elección popular.
El Art. 61 de la Constitución vigente, en el numeral 4, nos da el derecho a ¡ser consultados! 
Este petitorio lo hacemos en base a las atribuciones que nos otorga la Carta Magna vigente, principalmente en los siguientes artículos:
“Art. 11.- El ejercicio de los derechos se regirá por los siguientes principios:

1. Los derechos se podrán ejercer, promover y exigir de forma individual o colectiva ante las autoridades competentes; estas autoridades garantizarán su cumplimiento.

… 2. Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades.

6. Todos los principios y los derechos son inalienables, irrenunciables, indivisibles, interdependientes y de igual jerarquía.”

“Art. 61.- Las ecuatorianas y ecuatorianos gozan de los siguientes derechos:

1. Elegir y ser elegidos.

2. Participar en los asuntos de interés público.

3. Presentar proyectos de iniciativa popular normativa.

4. Ser consultados.

5. Fiscalizar los actos del poder público.” 

“Art. 66.- Se reconoce y garantizará a las personas:

… 6. El derecho a opinar y expresar su pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones.” 

Ecuatorianos, llegó el momento de decir ¡basta!, no somos marionetas de nadie, que los jóvenes del país debidamente preparados, exijan ser actores y no espectadores en la política, que dotados de principios y valores éticos y morales participen con patriotismo en próximas lides electorales e inauguren la nueva política.
 
El país necesita acuerdos concertados, ustedes asuman la responsabilidad de organizarse y dirigir los destinos del Ecuador, fundamenten implantar políticas de humanismo, solidaridad e igualdad, en el marco de amplias libertades.