domingo, 22 de abril de 2018

¡ATRAPADOS EN LA FALACIA!

Los ecuatorianos durante nuestra vida republicana, parecería que estuviéramos condenados a sufrir penurias a causa de la verborrea vacía y maliciosa proveniente de la clase política de turno, salvo contadas excepciones.

Las malas prácticas de la clase política durante los períodos en que han logrado llegar al poder, ha sido la constante.

El pueblo ha sido engañado, gobierno tras gobierno, con promesas hechas a través de  personajes de la política que se han valido en unos casos de su facilidad de palabra y uso de las tarimas, medios de comunicación, herramientas del marketing y, últimamente, con el auxilio de las redes sociales.

Ofertas mágicas de: “cambio”, “revolución”, “acabar con los ricos”, “fuera los yanquis”, “el pueblo al poder”, etc., han seducido a la gran mayoría de los ecuatorianos que sufren de la peor enfermedad que puede atacar a un pueblo, la falta de educación de calidad y cultura.

Desde hace más de una década, la falacia (mentira) ha sido institucionalizada por los políticos, consecuencia de lo cual hoy en día, los ciudadanos no tienen credibilidad en lo que prometen o proponen los gobernantes y sin credibilidad no existe confianza.

No hay mejor aliado para los politiqueros para alcanzar el poder,  que mantener a un pueblo en la ignorancia y la pobreza, tarea para la cual los partidos y movimientos políticos han demostrado tener una gran habilidad y destreza.

El populismo ha echado raíces en aquellos pueblos como el nuestro, donde la educación no pasa de ser un enunciado. En un pueblo educado, la tierra no es fértil para que la demagogia y las promesas falsas den fruto alguno.

Ya decía Edward Everett: “La educación es una mejor salvaguardia de la libertad que un ejército permanente” o, citando a Confucio: “La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz”.

¿Cómo generar credibilidad y confianza en el pueblo ecuatoriano, si la mentira se ha instalado con descaro y estupidez?

En Ecuador los políticos profesionales en su mayoría, así como los aprendices a esta desvalorizada actividad, mienten con tal desparpajo e impudicia, que ni siquiera se ruborizan o sienten la más mínima vergüenza, cuando predican y argumentan, sobre hechos o temas sobre los cuales hasta hace pocos meses o años, sostenía posiciones diametralmente opuestas.

Es de conocimiento público lo expresado anteriormente, es más, se encuentra registrado en medio escritos, videos y grabaciones. Sin embargo estos “personajes” son de tal cinismo y audacia, que en unos casos sostienen que nunca dijeron o hicieron lo que se les endilga e incluso por conveniencia y apariencia, recurren a subterfugios, tales como: ¡han sacado de contexto! - ¡he sido malinterpretado!-¡se ha adulterado el documento, el video y/o la grabación ha sido reeditada!, etc.

Es paradójico que ex – guerrilleros que ayer buscaban tomar el poder por las armas, por medio de la violencia, y que producto de sus acciones causaron muertes, hoy por arte de magia se presentan como defensores de la no violencia, del diálogo, son palomas de la paz.

¡Llegó la hora de que el pueblo ecuatoriano desenmascare a todos los farsantes que hicieron tanto daño moral y económico al país!

¡No más impunidad, basta de componendas!

La verdadera separación de poderes solo existirá en la práctica, si quienes ocupen las diferentes dignidades son gente con probidad, integridad y valores, que con liderazgo cumpla sus funciones y se consiga al tenor de las Leyes vigentes: a) llevar a la justicia a los corruptos; b) excluir de por vida el acceso a la función pública a los responsables de la debacle económica y social causada en el anterior gobierno y en el actual; y, c) recuperar para el Estado, los dineros mal habidos producto de la corrupción y que está en manos de quienes se beneficiaron de los recursos públicos.

Recuperar la confianza perdida en un país, es un largo proceso que no se consigue con el simple enunciado de ofertas, se necesitan hechos más que palabras.

Se requiere sobre todo construir una verdadera y permanente institucionalidad, donde se evidencie el contrapeso de poderes, la existencia de entidades autónomas y técnicas (ejemplo: contar nuevamente con un Banco Central con independencia en lo administrativo, técnico y financiero - el llamado también tercero confiable) se ataque coordinadamente, pero sin afectar la necesaria separación de poderes al cáncer de la corrupción y se exhiba al mundo que existe una comprobable seguridad jurídica.

Con estas premisas básicas se puede pretender construir políticas públicas concertadas de largo plazo, que facilite realizar un plan económico integral, que tenga como norte el crecimiento sostenido de la economía y permita el desarrollo del país, para así arribar al fin último en toda sociedad que es el bienestar de la población.

“De todas las formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos” (Santiago Rusiñol)

domingo, 8 de abril de 2018

ECUADOR: ¿LA ECONOMÍA ESTÁ SECUESTRADA POR LA POLÍTICA?

Persistir en un modelo económico donde el Estado es el principal actor como sucede en Ecuador pese al fracaso demostrado en la década 2007-2016, significaría que la clase política gobernante ha dado el visto bueno al continuismo.

¿La ideología del Movimiento Político en el poder (Alianza País) debe estar por encima del pragmatismo?

¿La visión política de instaurar una “revolución ciudadana” en el Ecuador, ha secuestrado a la visión necesaria y pragmática de construir un modelo económico moderno, que precautele los necesarios equilibrios macroeconómicos?

La actual situación económica del país, es seria y preocupante, entre otras por las siguientes causas:

  • Alto endeudamiento (interno y externo) con inadecuadas condiciones de plazo y costo, de aproximadamente un 70% del PIB, que deja un escaso margen de maniobra para nueva deuda;
  • El sector externo enfrenta debilidades estructurales, con una oferta exportable poco diversificada y no competitiva y una alta dependencia de bienes y servicios externos, que minan la “reserva monetaria” y por consiguiente la disponibilidad de dólares;
  • El déficit fiscal de aproximadamente un 7% del PIB, representa una fuerte carga para el adecuado manejo del presupuesto del Estado;
  • El escaso ahorro interno vuelve imprescindible contar con el aporte significativo de la inversión extranjera, la cual en más de 10 años ha sido irrelevante, en razón de que no existe confianza en las reglas de juego vigentes, que carecen de aceptación y permanencia en el tiempo; y,
  • La percepción interna e internacional de ausencia de políticas públicas concertadas y de largo plazo, que deja sin previsibilidad a la planificación técnica.
El “modelo económico” vigente sustentado en el gasto público como motor de la economía y financiado con deuda no tiene viabilidad alguna.

Estas debilidades enunciadas, entre otras, deberían conducir a que cualquiera sea la ideología del Gobierno de turno, se implemente ahora una vía alternativa de modelo económico, el mismo que brinde confianza al sector privado nacional e internacional para emprender en nuevas actividades en la producción de bienes y servicios que incorporen mayor nivel de valor agregado nacional.

El “plan económico” anunciado en los primeros días de abril del 2018, consistente en 4 ejes y 14 medidas, luce insuficiente y con una alta dosis de lirismo (buenas intenciones) que en la praxis no conjuga un modelo económico que modifique las deficiencias estructurales existentes en el Ecuador en lo económico y social.

Se requiere buscar los equilibrios macroeconómicos en nuestra economía (demanda y oferta agregadas).

Ya en el año 2006 la convergencia de distintas visiones de políticas públicas a largo plazo concertadas, producto del aporte del sector privado, la academia, organizaciones sociales y otros partícipes, con la colaboración de técnicos de organismos multilaterales y algunos países amigos, produjo una propuesta que reposa en el Banco Central del Ecuador-BCE (“Concertación Ecuador: Propuestas para el Desarrollo”)

¡El documento antes mencionado, que era una propuesta para consulta pública en general, fue ignorado y encajonado por el anterior gobierno!

En el referido documento se presentó los lineamientos generales de una estrategia consensuada de desarrollo que tenía como objetivo central el mejoramiento de las condiciones de vida de los ecuatorianos, en tanto fin último de todo ejercicio de política económica.

Esta propuesta técnica y no política, aborda 5 grandes ejes temáticos:
·         Política fiscal, sostenibilidad y eficiencia;
·         La intermediación financiera;
·         Productividad, competitividad y comercio exterior;
·         Inclusión social, equidad y sostenibilidad ambiental; y,
·         Gobernabilidad e institucionalidad para el desarrollo.

Esta propuesta reconoce y recoge de manera transversal e interrelacionada: la democracia como sistema de gobierno, el crecimiento económico como condición necesaria aunque no suficiente para alcanzar el desarrollo y la equidad y la inclusión social como objetivo fundamental de la política económica.

“En las democracias, las revoluciones son casi siempre obra de los demagogos” (Aristóteles)