miércoles, 21 de junio de 2017

¡VENEZUELA SE DESANGRA!



El 1 de abril del 2017 se inició una nueva revuelta contra la dictadura “castro-chavista-madurista” la misma que lleva 82 días ininterrumpidos de protestas del pueblo venezolano contra la dictadura del Presidente Nicolás Maduro Moros. Este desgobierno autócrata y autoritario viene rompiendo progresivamente desde 2013 la Constitución del hermano país, a través de una interminable cadena de acciones pírricas como la actual, que pretende activar una Constituyente con el propósito de modificar la Carta Magna vigente.

Al más puro estilo: nazista, leninista y fascista, el dictador Maduro, protegido por los altos mandos obsecuentes y corruptos de las fuerzas armadas venezolanas y de la Guardia Nacional Bolivariana-GNB (fuerza de choque gobiernista) viene sembrando el terror a lo largo y ancho del país, con el fin de mantenerse en el poder a cualquier costo.

Los crímenes y actos de corrupción cometidos en el gobierno chavista y en el actual gobierno, cuando exista una justicia independiente, llevaría a la cárcel a decenas de funcionarios de los cinco poderes del Estado, así como, a otros pertenecientes a entidades sumisas al poder ejecutivo, como el Tribunal Supremo de Justicia-TSJ y el Consejo Nacional Electoral-CNE.

Hasta la presente fecha la cifra de muertos en todo el país es de 74 personas, entre mujeres, hombres y niños, como resultado de la abominable represión del régimen, al legítimo derecho a la protesta ciudadana que está amparado en la Constitución vigente.

La comunidad internacional se manifiesta impávida ante esta cruel cacería al pueblo venezolano.

Organismos internacionales como la ONU, OEA, UNASUR, etc. así como la gran mayoría de  gobiernos del mundo, miran hacia un lado, no quieren inmiscuirse en esta tragedia.  

Parece que no importa la situación de carencias por las que atraviesa esta nación, especialmente de: medicinas, alimentos, vituallas, vivienda, etc., peor aún el desangre de la población civil. Se estima que aproximadamente el 75% de la población se encuentra en situación de pobreza.

Cabe preguntarse ¿por qué no han impuesto los organismos internacionales las sanciones que estipulan los acuerdos suscritos por sus miembros, en casos como el presente, a un país como Venezuela que incumple dichos compromisos?

¿Por qué los gobiernos de la comunidad internacional y en particular del continente americano y del caribe, no han roto relaciones diplomáticas con el gobierno venezolano, como un factor de presión y en solidaridad con un pueblo vejado y masacrado?

¡La realidad dice que a la hora de la verdad, lo que prima a nivel internacional es proteger las relaciones comerciales, financieras e inversiones, por encima de los Derechos Humanos!

La Carta Democrática Interamericana de la Organización de Estados Americanos-OEA, en el artículo tercero, dice “Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos.”

En el artículo 20 de la  Carta Democrática se expresa: En caso de que en un Estado Miembro se produzca una alteración del orden constitucional que afecte gravemente su orden democrático, cualquier Estado Miembro o el Secretario General podrá solicitar la convocatoria inmediata del Consejo Permanente para realizar una apreciación colectiva de la situación y adoptar las decisiones que estime conveniente”

¿Cómo entender que de 35 países miembros de la OEA, no se pueda alcanzar las dos terceras partes de los votos, o sea 23 para para sancionar al gobierno de Maduro?

La explicación de este apoyo a Maduro, por parte de Cuba y algunos países del Caribe, cuyos representantes votan en contra de aplicar el referido artículo 20 de la Carta Democrática, se encuentra en la “ayuda” de aproximadamente 130.000 barriles de petróleo al día que el gobierno venezolano da a éstos países y que en términos monetarios significa una pérdida de divisas para el pueblo venezolano, de aproximadamente 2.372 millones de dólares al año.

Otro apoyo que recibe Maduro, viene de parte de un grupo de países de la denominada ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América) entre los cuales a más de Venezuela están: Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y varios países del Caribe.

Este sui géneris club de amigos, parecería que tienen la consigna de “yo te protejo, tú me proteges”.

¿Se han creado acaso refugios para posibles contingencias que en el futuro puedan tener las camarillas seudorevolucionarias?

Es evidente constatar la complicidad solidaria y sumisa de la gran mayoría de los representantes de los países antes aludidos, a la hora de apoyar a un Gobierno “amigo”, en los diferentes Organismos Internacionales, en especial, cuando defienden acusaciones en su contra por el irrespeto a los derechos humanos e intolerancia a quienes piensan diferente a ellos, pese a haber suscrito Acuerdos Internacionales en defensa de los derechos inalienables de las personas.

La tragedia que vive el pueblo venezolano escapa a cualquier calificativo y es repudiable que la comunidad internacional actúe con indolencia y doble moral. Venezuela se encuentra al borde del abismo y va camino a convertirse en otra Cuba.

La última perla de Maduro es pretender la destitución de la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz (funcionaria hasta hace algunas semanas atrás afín al régimen de Maduro) por sus últimas acciones, contrarias especialmente a las ilegalidades cometidas por el Tribunal Supremo de Justicia-TSJ. El gobierno pretende que este organismo de justicia, resuelva que existe legalmente mérito para la remoción del cargo, cosa que muy probablemente ocurra. Sin embargo y de acuerdo a la Constitución vigente, sería facultad de la Asamblea Nacional resolver en último término si da paso o no a este artilugio.

Si no actúa ahora la comunidad internacional imponiendo sanciones al gobierno de Maduro, en particular a la camarilla oficialista, la dictadura vigente se radicalizará y de allí se exportará como desde el pasado lo ha hecho Cuba, medios para desestabilizar a las democracias republicanas, especialmente de países del Continente Americano y del Caribe.

Es apremiante poner en evidencia a los “líderes“ de algunos países de la región, que con su complicidad con el Presidente Maduro, están contribuyendo a desestabilizar a nuestra región, para que con la presión de la opinión pública actúen de acuerdo con la voluntad de la gran mayoría de sus mandantes, que quieren paz, libertad y progreso para nuestros pueblos.

La política exterior de muchos países debe anteponer la solidaridad con los pueblos oprimidos por gobiernos autócratas, a los intereses económicos y/o a la afinidad “ideológica” con determinados gobernantes. 

“Más que por la fuerza, nos dominan por el engaño“(Simón Bolívar)
 
“No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura“(George Orwell)

miércoles, 14 de junio de 2017

¡CORRUPCIÓN!



La palabra de moda en la actualidad y a nivel mundial es sin lugar a dudas: corrupción.

¿Cuál es la razón para este hecho que constituye una lacra para la humanidad, se haya convertido en tema central en los noticieros, foros y debates públicos y familiares?. La causa primigenia radica en la pérdida de los principios y valores éticos y morales establecidos por la sociedad siglos atrás, como normas comunes y fundamentales para su convivencia.

La familia, núcleo de toda sociedad humana, desde hace mucho tiempo viene deteriorándose de manera acelerada día a día. El cuidado del buen nombre, imagen, honor, desprendimiento, etc. son valores que se han devaluado y han sido sustituidos por: desvergüenza, viveza,  descaro, inmoralidad, etc.

La educación otro pilar fundamental en la formación de todo individuo, también ha venido sufriendo con el paso del tiempo un notable desgaste en la formación humanista. La ética era una asignatura básica en la malla curricular educativa y constituía un refuerzo a las  enseñanzas que en el seno familiar recibían las personas.

La integración de los individuos a la sociedad creó vínculos bajo esquemas organizados que permitían una sana convivencia, pero dentro de leyes y normas que buscaban equilibrar los derechos y obligaciones de sus miembros.

El menosprecio por la intelectualidad y la ilustración, como medios que coadyuvan a entender y establecer una escala de valores y principios, así como, el irrespeto a las leyes y a quienes piensan diferente, es consecuencia en parte del crecimiento exponencial de la mediocridad, culto por el dinero, soberbia, narcisismo y acumulación de riqueza y poder como fin supremo.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE) define entre las acepciones de la palabra corrupción:
“f. Acción y efecto de corromper o corromperse.”
“f. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores.”

Existen diversas formas de corrupción por lo que sería muy difícil para los fines de un artículo abarcar muchas de ellas, peor aún todas las existentes. Por ello de manera sucinta se mencionarán el significado de las siguientes prácticas, según la DRAE:

Tráfico de influencias: “3. f. Persona con poder o autoridad con cuya intervención se puede obtener una ventaja, favor o beneficio

Fraude:” Delito que comete el encargado de vigilar la ejecución de contratos públicos, o de algunos privados, confabulándose con la representación de los intereses opuestos

Soborno (ar):”Dar dinero o regalos a alguien para conseguir algo de forma ilícita

Extorsión:” Presión que se ejerce sobre alguien mediante amenazas para obligarlo a actuar de determinada manera y obtener así dinero u otro beneficio

Desde la óptica político-económica, la corrupción repercute de manera negativa en la sociedad, al profundizar una mayor desigualdad social, convalidando una nefasta convivencia entre las élites políticas y grupos corporativos.

En el mundo y en Ecuador en particular, es necesario combatir a la corrupción que ha carcomido las bases de la sociedad, con medidas de fondo que ataquen la raíz del problema y no con parches o acciones cosméticas.

El árbol de la corrupción tiene infectadas: la raíz, el tronco, las ramas, las hojas y, no se puede curar este mal con nematicidas, fungicidas, plaguicidas, pesticidas etc. porque no se trata de una enfermedad, sino de una plaga.

La plaga de la corrupción únicamente se puede erradicar sacando el árbol de raíz, eliminándolo del suelo de la sociedad, de manera radical y permanente.

En el caso ecuatoriano un diagnóstico pragmático diría que la corrupción se multiplicó desde el nacimiento de la vigente Constitución Política, la misma que por su carácter híper-presidencialista, inclinó la balanza del poder al ejecutivo, en desmedro de los poderes legislativo y judicial (los otros dos poderes: de participación ciudadana y electoral son artificios ideológicos).

Un ejemplo de ello es la facultad que le confiere la Constitución al Ejecutivo (Art. 164) para decretar el estado de excepción. Mediante esta disposición se ha abusado en la declaratoria de emergencia para la ejecución de buena parte de la obra pública, adjudicándose especialmente obra de infraestructura, de manera directa o sin licitación.

Súmese a esto la existencia de un gobernante autócrata y de muchos funcionarios públicos sumisos a su voluntad y poder.

A partir de la ausencia de pesos y contrapesos entre los poderes del estado, se eliminó de manera formal e informal, la independencia de los organismos de control: Procuraduría, Contraloría, Fiscalía, Superintendencias de Bancos, Compañías, etc.; Banco Central del Ecuador, Tribunal Supremo Electoral, entre otras entidades públicas, rompiéndose así la institucionalidad necesaria para la sana armonía que debe existir en una república democrática.

A ello hay que añadir la ausencia total de fiscalización por parte de la Asamblea Legislativa en los últimos 10 años (2007-2017).

La importante obra pública realizada en el período 2007-2017 gracias a una caja fiscal rebosante de dinero proveniente especialmente de la exportación petrolera, ha venido emparejada a  numerosos casos de corrupción, entre los de mayor repercusión a la fecha, están: ODEBRECHT, PETROECUADOR y PANAMÁ PAPERS, que parecería son apenas la punta del iceberg de la gran corrupción que está detrás de la contratación pública.

En la mayoría de países del mundo la corrupción constituye un azote que se trata de combatir con organismos anticorrupción, comisiones de control de la corrupción etc. Estos son paliativos que únicamente podan las hojas dañadas del árbol de la corrupción, el resultado es ineficaz, el problema sigue sin solución, o peor aún, crece sin control.

La problemática de la corrupción es multifacética y no es de corto plazo, por tanto, las soluciones tienen que darse atacando varias aristas y con visión de largo plazo. Tomará generaciones combatirla hasta su total erradicación. De allí que hay que pasar del diagnóstico recurrente, a la propuesta y puesta en práctica de acciones factibles y practicables.

Entre algunas de las propuestas, se podrían citar las siguientes:

1.  Hay que comenzar solucionando el problema central, esto es, llegar a instalar una Asamblea Constituyente, que entre otros aspectos, restablezca el equilibrio entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

2.    Todos los organismos de control público tienen que contar con autonomía administrativa, técnica y financiera.

3.   El Banco Central del Ecuador, tiene que volver a ser un ente autónomo, independiente en lo administrativo, técnico y financiero. El tercero confiable.

4.   Debe establecerse en la nueva Constitución que para todos los cargos públicos de las funciones: Ejecutiva (desde Presidente hasta los niveles superiores de gestión en Ministerios y otras entidades del gobierno central) así como, para los organismos descentralizados, entre otros requisitos contar con: una edad mínima (entre 25 a 30 años) acreditar formación profesional no menor de tercer nivel y experiencia en la materia afín al cargo de no menos de 5 años.

5.   Se prohibirá la reelección indefinida a altos cargos públicos en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. No podrá ser elegido una  misma persona a más de 2 períodos, pero alternados.

6.     La meritocracia debe ser el denominador común que permita acceder a cualquier cargo público, y los aspirantes deben ser calificados por organismos competentes nacionales o internacionales, debidamente competentes y acreditados, de manera que se extirpe la injerencia política y de parentesco, en las nominaciones.

7.  La familia núcleo de la sociedad tiene que recibir apoyo del Estado, cuando así lo requieran, especialmente en casos de disfuncionalidad.

8.     La Educación pública y privada tiene que ser de calidad (refuerzo a la formación familiar) humanista y con énfasis en principios y valores éticos y morales.

9.     La cultura tiene que ser promovida y democratizada, de manera que refuerce la formación educativa y potencie la identidad nacional.

10.  Los partidos y movimientos políticos tienen que tener oxigenación, para lo cual será requisito que sus dirigentes se renueven, no pudiendo ser inscritos como tales, aquellos dirigentes que han ostentado dicha función por más de 2 períodos, consecutivos o alternados (sin que exceda en total 8 años)

11.  La transparencia y rendición de cuentas en el sector público para los funcionarios de alta jerarquía (a determinarlos) tiene que ser un requisito obligatorio, sujeto a acción judicial para quién trasgreda esta obligación.

12.  Promulgación de una Ley de Extinción de dominio para que el Estado tenga la facultad constitucional de poder perseguir los bienes propiedad de las personas naturales y jurídicas, si ellos fueron producto de apropiación indebida de dineros en casos tales como: lavado de activos, peculado, enriquecimiento ilícito, coimas, etc. Como consecuencia de la obra pública o recursos públicos.

13   Restitución absoluta de la libertad de expresión y prohibición de que los poderes del Estado tengan medios de comunicación, para erradicar su uso con fines partidistas y politiqueros.

“EL PODER TIENDE A CORROMPER, EL PODER ABSOLUTO CORROMPE ABSOLUTAMENTE” –Lord Acton (1834-1902)