domingo, 26 de enero de 2020

INCERTIDUMBRE: ¡LA CONSTANTE DE LA VIDA!

La Real Academia de la Lengua-RAE en su Diccionario de la Lengua Española, define a la incertidumbre como: “Falta de certidumbre”

En otras palabras la incertidumbre es la ausencia de certeza, que la RAE explica en sus acepciones como: “Conocimiento seguro y claro de algo” y “Firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar”

Se dice con propiedad que la única certeza en la vida es la muerte.

En todos los ámbitos de la vida, sea esta: humana, animal o vegetal, la certidumbre que tenemos es que tiene término, fin, límite, o sea, es finita.

Si nos circunscribimos a los aspectos económicos, sociales y políticos, es apropiado y determinante considerar que el factor incertidumbre es una constante que tenemos que considerar para cualquier plan económico y social, presupuestos públicos y privados, planeación estratégica, etc.

De igual manera en el terreno de lo político, nada es predecible con exactitud, de allí que a manera de ejemplo: las encuestas sobre tal o cual candidatura, generalmente fallan, pese a que algunas son realizadas por firmas serias, de manera técnica y, a que políticamente, supuestamente puedan ser pronosticables.

Trabajar bajo incertidumbre es saber que lo imprevisible ocurre frecuentemente debido a factores endógenos y exógenos. No se puede determinar el futuro.

En  materia económica es usual contar con el factor incertidumbre como una constante, la que debe ser considerada como una ayuda para afinar los supuestos que construyen un modelo, plan o presupuesto.

La planificación es la herramienta vital que sobre presupuestos medibles, coadyuva a que los objetivos y metas formuladas tengan un mayor o menor margen de acierto o de error.

La estadística es una de las herramientas de las matemáticas, que nos ayuda a construir proyecciones económicas y sociales, a través de la captura y ordenamiento de datos desde una perspectiva cuantitativa.

También desde la óptica estadística (datos) podemos llegar a inferir (cualitativamente) lo que pueden reflejar o deducir algo, en base a la información recolectada. Por ejemplo si los censos de población nos dicen que la pobreza o extrema pobreza, son significativas en un determinado país, podemos inferir que la calidad de vida de esa población es mala o no aceptable.

En Latinoamérica lamentablemente las estadísticas en materia social, aún dejan mucho que desear en la generalidad de los países, por lo que atacar a las causas de la desigualdad, pobreza, marginalidad, acceso a oportunidades, vulnerabilidad, etc., se vuelven más complicadas, sin contar con el aporte de la ineficiencia y mediocridad de la clase política que llega al poder.

El adecuado manejo de la contingencia (riesgo) es fundamental para paliar en algo, los efectos que la incertidumbre crea en la cotidianidad.

La medición del riesgo es una condición imprescindible para ajustar los planes y proyectos que en el terreno de lo económico y social se quieran llevar a ejecución.

Pero es penoso palpar que el populismo con la ambición de poder y riqueza de determinados “caudillos”, no solo han socavado la institucionalidad en muchos países de América y Europa, principalmente, sino que han destruido la base ética y moral de la sociedad, instaurando: “que el fin justifica los medios”

Los últimos acontecimientos producidos en 2019 en países como: Haití, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile, entre otros, no solo son producto del hartazgo con la clase política, la recesión económica o decrecimiento de la economía, la corrupción galopante, sino que, constituyen también la afrenta humana que significa la oprobiosa desigualdad social.

La inversión externa es una de las variables más importantes, y es esquiva para la mayoría de países latinoamericanos. Luego de los acontecimientos del 2019, el alto riesgo país y la elevada relación deuda total/PIB, hacen improbable que existan flujos importantes de inversión directa extranjera hacia la región, y si se diera, sería a altas tasas de interés y a corto plazo, con pignoración de commodities (petróleo, cobre, etc.)

La inseguridad jurídica y la falta de credibilidad en la clase política, está pasando factura a América Latina y como resultado de todo ello la incertidumbre se ha instalado en la sociedad con mayor profundidad e incidencia que en el siglo XX.

SE MIDE LA INTELIGENCIA DEL INDIVIDUO POR LA CANTIDAD DE INCERTIDUMBRES QUE ES CAPAZ DE SOPORTAR” (Immanuel Kant)

jueves, 16 de enero de 2020

AMÉRICA LATINA: ¡PERDIÓ EL RUMBO!

Sostengo que el crecimiento económico es una condición fundamental en toda economía, pero no suficiente, para lograr la creación de empleo de calidad y bienestar social.

Son las políticas públicas correctas que se implementen, adecuadas a la realidad de cada país, las que en definitiva permitirán alcanzar un desarrollo sostenido (equilibrio entre sociedad, economía y medio ambiente) y sostenible (tasas de crecimiento de la economía de poca volatilidad)

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL, en su último Informe Preliminar de diciembre de 2019, indica que se ha producido una desaceleración de la demanda interna asociada a otros factores, tales como: baja demanda agregada externa y la fragilidad de los mercados financieros internacionales.

La CEPAL determina que “…el panorama macroeconómico de los últimos años muestra una desaceleración tendencial de la actividad económica, con una disminución del producto interno bruto (PIB) per cápita, caída de la inversión, baja en el consumo per cápita, menores exportaciones y un sostenido deterioro en la calidad del empleo”

Es sintomático el hecho de que la región apenas creció en el año 2019 en un 0,1 % en promedio. El período 2014-2020, sería el de menor crecimiento de América Latina y el Caribe en los últimos 70 años.

Este bajo crecimiento de la riqueza en la región desnuda la poca productividad laboral, que según el informe aludido, en las últimas décadas sería un 40% menor que la tasa de la Unión Europea.

Para el año 2020 la CEPAL proyecta las siguientes tasas de crecimiento del PIB:

1. Países del Caribe = 5,6 %;
2. América Central = 2,6 %; y,
3. América del Sur = 1,2%

La Secretaria Ejecutiva de la CEPAL (Alicia Bárcena) declaró en la presentación del Informe Preliminar antes aludido: “Ante este escenario la región no aguanta políticas de ajuste y requiere de políticas para estimular el crecimiento y reducir la desigualdad. Las condiciones actuales necesitan que la política fiscal se centre en la reactivación del crecimiento y en responder a las crecientes demandas sociales”

Es aparentemente contradictorio que cuando la mayoría de países de América Latina y el Caribe se encuentran con algunos indicadores positivos (salvo el PIB): bajos niveles de inflación, reservas internacionales aceptables, favorable panorama de tasas de interés bajas en los mercados externos, acceso a mercados financieros internacionales, etc.; debido a inadecuadas políticas económicas y sociales, y a la inseguridad jurídica (producto de la demagogia de la clase política regional) el riesgo país, entre otros aspectos, constituyan en la práctica diques que frenan el flujo de la inversión extranjera directa.

La CEPAL propone “… reactivar la actividad económica mediante un mayor gasto público en inversión y políticas sociales”

“…para dar cuenta de las demandas sociales, los esfuerzos redistributivos de corto plazo deben complementarse con aumentos en la provisión y calidad de bienes y servicios públicos”

Es apremiante la necesidad de superar el escollo de “planes económicos y sociales” actuales de corto plazo, que coinciden con los períodos de los gobiernos en la región de 4 a 6 años, y que son un obstáculo insalvable hoy por hoy.

La concertación económica y social tan necesaria, parece una utopía difícil de alcanzar por la mediocridad de la clase política actual.

Sin embargo con visión pragmática la sociedad tiene que obligar a la clase política de manera impostergable, primero con el voto y si es necesario en las calles, a que mediante el diálogo transparente, con renunciamiento a la demagogia y en función de país, lleguen a acuerdos concertados con la participación y colaboración de la academia y otros actores de cada país, así como, con la colaboración de organismos multilaterales de desarrollo, como: Naciones Unidas, Banco Mundial, OEA, CEPAL, entre otros, a fin de que se construya una propuesta económica, social y ambiental de largo plazo.

En Ecuador ya se produjo un avance en este sentido en el año 2006, actuando como facilitador el Banco Central del Ecuador- BCE, institución autónoma e independiente: técnica, financiera y administrativa en esa época. El producto de este trabajo duerme en los archivos del “nuevo” BCE, sin acceso libre a su contenido, menoscabando el derecho a la información que consagra la Constitución Política.

Es difícil comprender que en el siglo XXI existan personas que crean que son dueños de la verdad y que no aceptan a las piensan de manera diferente a ellos, es una más de las formas de intolerancia.

Ecuador es un caso paradigmático, desde el año 2007 hasta la presente fecha no atisba el horizonte, pese a contar con enormes recursos financieros producto de los altos precios del petróleo exportado. 

Durante más de una década se dilapidaron los recursos públicos, debido, a más de las causas señaladas en el párrafo anterior a: ineptitud, corrupción, clientelismo, abuso de poder, afectación a la institucionalidad, dogmatismo y ausencia de políticas públicas concertadas de largo plazo.

“NO SENTIR LA AVIDEZ DE RIQUEZAS ES UNA GRAN RIQUEZA; NO TENER LA MANÍA DE GASTAR ES UNA RENTA” (Cicerón)