En Ecuador luego de la debacle
que significó para el país los 10 años de “gestión” del Expresidente Rafael
Correa en lo: institucional, económico, social, cultural, derechos humanos y
ambiental, la nueva administración no debe cometer el mismo error del
Presidente Macri en Argentina, al no hacer público las cifras reales de como
recibió la economía del país.
Es necesario transparentar las
cuentas nacionales para que sobre esa base, el nuevo Gobierno fije el rumbo de
la economía en el período 2017- 2021, independientemente que en el caso
ecuatoriano el Poder Ejecutivo sigue en manos del mismo movimiento político.
Hay que hacer público entre otras
cifras: déficit fiscal, deuda global reajustada (es evidente para muchos
analistas que se maquilló las cuentas de deuda) preventa petrolera, reservas de
petróleo, balances de empresas públicas, etc.
También es fundamental exhibir
los contratos de deuda externa, venta de petróleo, obra pública, en especial,
para poder analizar el costo-beneficio de los mismos, mediante una auditoría
forense externa, independiente y con calificación internacional.
La crisis de valores por la que
atraviesa el Ecuador por los innumerables casos de corrupción detectados hasta
la fecha, amerita hoy más que nunca arribar a acuerdos de mediano y largo plazo
entre lo público y lo privado, que viabilicen una total transparencia.
La Concertación ha sido un objetivo
esquivo hasta el presente, por causa de que han primado los intereses
individuales, de grupo y partidistas, antes que los del país. Los afanes de
poder y riqueza constituyen una rémora, que no permite dibujar un Ecuador con
crecimiento y desarrollo económico, respeto a los derechos humanos, fortalecimiento
de la institucionalidad, inclusión, consciencia social y justicia.
En nuevo Presidente ha dado un
paso adelante al abrir espacio al diálogo, condición necesaria pero no
suficiente para despejar el camino que conduzca al entendimiento, a eliminar la
desconfianza sembrada en el país por su antecesor. Para transitar por la vía
sugerida a más de buenas intenciones, hace falta desmontar gran parte del
andamiaje montado en 10 años de autocracia que polarizó al país, con la
creación por parte de la Asamblea Nacional sumisa, de muchas leyes inconsultas
e innecesarias que solo han traído caos y retroceso.
El encadenamiento: gobierno,
empresa, academia y trabajadores, será posible únicamente con políticas
públicas concertadas y de largo plazo que superen los intereses de un partido o
movimiento político que termina siendo coyuntural. El Ecuador necesita con
urgencia reglas claras que permanezcan en el tiempo, más allá del período de un
gobierno constitucional y que permitan planificar: infraestructura, servicios, emprendimientos,
generación de empleo, etc., con un horizonte previsible.
En lo económico es necesario
conocer a detalle el plan económico y social elaborado por el ejecutivo, a fin
de que el sector privado y la academia, lo analicen y de ser necesario realicen
propuestas de ajustes o cambios pertinentes, mediante el diálogo técnico,
argumentado y franco, que enriquezca lo planificado y viabilice su acogimiento.
En este sentido la propuesta de
apuntalar las exportaciones de bienes y servicios producidos en el país mediante
una “devaluación fiscal “es una medida puntual, que pretende reducir los costes
de producción (sin modificar la cotización del dólar, ya que Ecuador adoptó como
moneda esta divisa desde el año 2000) reduciendo el nivel de los impuestos
directos y/o indirectos y generando a la par nuevas fuentes de empleo.
Pero así como en las leyes de la
física, toda acción tiene una reacción, en economía una reducción del coste de
impuestos a favor de las empresas exportadoras para mejorar su “competitividad”,
implica una disminución de ingresos para el fisco, que por lo general se
compensa con el incremento de impuestos existentes o con la creación de nuevos
impuestos.
¿Es de suponer que la
contrapartida de una devaluación fiscal como la que se está proponiendo en la
actualidad en el país y que consiste en reducir la contribución patronal al
Seguro Social- IESS, sería una suba en el impuesto al valor agregado-IVA, como
se hizo en España en 2014 (a más de otras medidas) por su fácil aplicación y
operatividad?
La literatura económica alerta
sobre los efectos de la devaluación fiscal en la macroeconomía y microeconomía.
Hay quienes consideran que habría que modificar al menos un impuesto directo y
otro indirecto, para aplicar una devaluación fiscal.
Desde la óptica fiscal se
entendería que por razones de practicidad, costos operativos e inmediatez, el
gobierno escogería como punto de partida la suba del IVA, como compensación a
una pérdida de ingresos fiscales por la reducción de la contribución de las empresas
a la seguridad social, a fin de compensar la reducción de ingresos que sufriría
la misma.
Cabe alertar que los efectos de
aplicarse esta medida serían de enorme impacto para la población en general,
porque se encarece la gran mayoría de bienes y servicios producidos en el país
e importados, contrayendo la demanda y generando en muchos casos desempleo,
como consecuencia final por el encadenamiento existente.
¿Acaso no es menos pernicioso
aceptar llanamente que lo que se está queriendo crear es un subsidio a las
empresas exportadoras, con un propósito encomiable, pero insuficiente para
alcanzar el objetivo propuesto?
¿Porque se sostiene que es
insuficiente tal medida?
Por la sencilla razón de que es
necesario contar con una política pública a largo plazo para alcanzar un
crecimiento sostenido de las exportaciones no tradicionales con alto valor
agregado, ya que como es de conocimiento general, Ecuador tiene una oferta
exportable sustentada en productos primarios tradicionales.
En la actualidad no existe tal
política. Primero hay que construirla, luego consensuarla entre lo público y
privado y posteriormente ejecutarla, lo cual llevará muchos años.
En la década de los setenta se
inició un proceso de promoción, asistencia técnica y financiamiento de
exportaciones, para bienes y servicios no tradicionales. Instituciones públicas
como el Ministerio de Industrias, CENDES, la Corporación Financiera
Nacional-CFN, entre otros, trabajaron en coordinación con el sector privado para
este objetivo.
La CFN además de las líneas de
financiamiento para la industria, pesca y turismo, creó el Fondo para la promoción de
exportaciones-FOPEX, el Fondo para la pequeña industria y artesanías-FOPINAR,
con el propósito de diversificar la oferta exportable. De ahí surgieron
actividades cuya producción estaba orientada la exportación, tales como:
floricultura, acuacultura, café soluble, semielaborados y elaborados de cacao,
sombreros de paja toquilla, artesanías de tagua, mermeladas, aglomerados de
madera, zapatas de freno, taladros eléctricos, ensamble de vehículos, etc. que
incorporaban mayor valor agregado.
Gracias a políticas neoliberales
y socialistas y a la “visión “de varios gobiernos de turno, se desmontó todo un
esquema de apoyo a la pequeña y mediana industria y la promoción y
financiamiento de las exportaciones no tradicionales.
¡De Ripley! La Corporación
Financiera Nacional-CFN pasó de banca de desarrollo, a financiar taxis,
viviendas, venta de bienes inmuebles (incautados al sistema financiero privado,
luego de la crisis de 1999) y prestamista al Gobierno Central.
Algunos dirán que por algo hay
que comenzar para que crezcan las exportaciones (más aun cuando tenemos un país
sin política monetaria) y que permita corregir los costos internos cuando los
países vecinos devalúan su moneda, o lo hacen aquellos que tiene una oferta
exportable similar a la ecuatoriana. Sí, ¿Pero no sería mejor tener una
política pública de largo plazo concertada, de diversificación y promoción de
exportaciones bien estructurada y sostenible en el tiempo, que incentive la: creatividad,
innovación y emprendimiento y, que gradualmente se consiga la producción de
bienes y servicios no tradicionales exportables que incorporen tecnología de
punta?
“Hacer con soltura lo que es difícil a los demás, he ahí la señal del
talento; hacer lo que es imposible al talento, he ahí el signo del genio“(Henri-Frédéric
Amiel)
Esperemos que no suceda lo mismo que con la dolarización que favoreció a los exportadores y perjudicó al resto de la población.
ResponderEliminarEl tiempo lo dirá.
CON UNA MEDIDA TRIBUTARIA UNICAMENTE, NO SE LOGRA NINGUN RESULTADO IMPORTANTE DE PROMOCIÓN DE EXPORTACIONES. ES APENAS UN MAQUILLAJE. ¿CUAL ES EL PLAN ECONÓMICO?
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