jueves, 24 de noviembre de 2016

¡CUANDO SUMAR ES RESTAR!



La Asamblea Nacional del Ecuador, aprobó el 4 de diciembre de 2015 mediante reformas a la Constitución de 2008, la reelección indefinida de las autoridades de elección popular, la misma que entrará en vigencia sin límite alguno, a partir del 24 de mayo de 2017.


Esta reforma constitucional quedará registrada, como la mayor involución en la historia democrática del país, al cortar de un plumazo la alternabilidad, requisito fundamental en una verdadera democracia participativa e incluyente.


Han establecido de ésta manera el gobierno absoluto, con exclusividad para la actual clase política desgastada, coartando el derecho de acceso de los jóvenes en el presente y el de las nuevas generaciones, a participar en la necesaria y urgente renovación de los cuadros de la dirigencia política, que mire con otro horizonte el futuro, defina sin demagogia la nueva democracia y determine: ¿para qué?, ¿para quienes? y ¿cómo?, se debe hacer política en el Ecuador.


“Por régimen democrático se entiende primariamente un conjunto de reglas de procedimiento para la transformación de las decisiones colectivas, en el cual está prevista y facilitada la participación más amplia posible de los interesados”. (Norberto Bobbio - Il futuro della democracia).


“En el juego democrático, elegir significa, ante todo, exprimir un juicio no improvisado sobre el contenido de las decisiones ya tomadas en el periodo político precedente (entiendo por periodo político el intervalo entre dos elecciones) y sobre el contenido de las decisiones que deberán ser tomadas en el periodo sucesivo. Significa, pues, a su manera, decidir cuáles deberán ser las decisiones políticas, qué dirección y que orientación fundamental deberán tener. Objeto de la decisión electoral de los ciudadanos, en una democracia, no son propiamente los candidatos en cuanto tales, sino los programas de decisión presentados por los candidatos, o más bien, por los partidos, en suma, por los organismos de agregación del consenso. Una democracia en la cual los rostros de los candidatos, su simpatía o impacto televisivo cuenten más que sus programas políticos, es una democracia de la apariencia.” (Michelangelo Bovero)


Muchos partidos y movimientos políticos, han anunciado públicamente que han acordado alianzas y compromisos de cara a las elecciones de 19 de febrero de 2017, para elegir: Presidente y Vicepresidente, 137 representantes a la Asamblea Nacional y 5 representantes al Parlamento Andino.


La prensa nacional ha recogido en sus publicaciones realizadas meses y semanas atrás, diferentes intentos de “alianzas políticas”, entre otras, con denominaciones como:

·         Frente Unidos

·         Compromiso Ecuador

·         Alianza por el Cambio

·         Convergencia Democrática por la Unidad

·         Acuerdo Nacional por el Cambio, etc.



El denominador común de estas “alianzas” ha sido llegar a acuerdos coyunturales, los cuales en poco tiempo, por intereses individuales y/o partidistas, dieron lugar a deserciones de partidos, movimientos y precandidatos, cambio de bandos, ratificando para el electorado la creencia de que a la actual clase política, no le interesa comprometerse con políticas de estado de mediano y largo plazo. ¡El futuro del país no está en sus agendas políticas!



Se han inscrito en el CNE, 8 (ocho) binomios para acceder a la Presidencia y  Vicepresidencia del Ecuador y hasta la fecha hay 0 (cero) propuestas integrales, que demuestren viabilidad técnica y financiera, en lo económico, social, cultural y ambiental.



¿Cuáles son las propuestas concretas de los aspirantes y partidos y/o movimientos inscritos, para que el país salga del aislamiento político internacional y del excesivo proteccionismo económico inconsulto, que resta productividad y competitividad a la producción nacional?



¿Hasta cuándo los ecuatorianos nos vamos a dejar engañar con el marketing político, demagogia, clientelismo, asistencialismo, etc.?



¿Hasta cuándo vamos a permitir que con nuestro voto lleguen  a la Asamblea Nacional y a otras dignidades de elección popular, personas conocidas públicamente por sus actividades usuales, (las mismas que son respetables) pero que no reúnen los mínimos requisitos de conocimiento y experiencia, afines a las dignidades para las cuales han sido inscritos como candidatos?



¿Hasta cuándo dejaremos que nos usen como carnada, para pescar poder y riqueza con nuestro voto?


¡Ustedes decidan!


2 comentarios:

  1. A VOTAR POR QUIENES PROPONGAN CAMBIAR RADICALMENTE LOS ABSURDOS DE LOS 10 AÑOS PASADOS.


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  2. Apoyo que surja una clase política nueva, que venga a renovar en lo político, económico y social el país. Dé transparencia a la gestión pública y reintegre la alternancia como forma de oxigenar a los partidos y movimientos políticos.

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