La polémica disputa en el tema de aranceles entre Estados
Unidos y China, registrada en el argot económico como “guerra comercial”, tiene
su origen en marzo del año 2018, cuando el presidente de EE.UU, Donald Trump,
amenaza a China con imponerle aranceles si no toma una serie de medidas
comerciales a fin de que los productos de exportación estadounidenses, ingresen a ese país con menos trabas
arancelarias y se eliminen prácticas desleales, cuyo objetivo era reducir el saldo
negativo para USA de la balanza comercial entre los dos países.
Esta amenaza se hizo realidad a partir del siguiente mes de
abril, con la imposición de aranceles por 100.000 millones de dólares a varios
productos importados de China.
Entre otros productos de origen chino afectados con el incremento
de aranceles por parte de Estados Unidos constan: semiconductores, productos
químicos y plásticos, motocicletas, productos de consumo, materiales para la construcción, partes de
vehículos, etc.
China por su parte y en represalia también impone mayores
aranceles a la importación de productos originarios de Estados Unidos, entre
otros: combustibles, carbón, chatarra de cobre, equipos médicos, autobuses, automóviles, productos agrícolas, etc.
Este “toma y daca” sigue hasta la actualidad (16 meses) pese
a que existe desde agosto del año 2018, rondas de negociaciones entre representantes
de los dos países para poner fin a este conflicto comercial.
Se estima que la relación comercial entre China y Estados
Unidos representa un monto de aproximadamente 360.000 millones de dólares al
año.
Pero se preguntan muchos analistas económicos y políticos de
varias partes del mundo: ¿Qué hay en el trasfondo de la llamada “guerra
comercial” en un mundo globalizado y en el cual el libre comercio es un
paradigma?
Algunos politólogos sostienen que las elecciones
presidenciales a realizarse en Estados Unidos el próximo 3 de noviembre del año
2020, y para la cual el actual presidente Donald Trump se postuló el 18 de
junio del presente año como candidato para la reelección, por un período de
cuatro años más.
En realidad su intención de continuar en el poder, dicen
varios analistas, aconteció a raíz de la juramentación del cargo de Presidente
de los Estados Unidos de Norteamérica, en enero del año 2017.
En esta línea de pensamiento se sostiene, que la guerra
comercial con China es una treta que estaría usando Trump para despertar cierto
nacionalismo, como consecuencia de la invasión de productos de origen chino en
el mercado estadounidense y así, contentar a buena parte de sus seguidores y
gente xenófoba y racista, que ven en la política arancelaria del gobierno un
acierto para la economía de los Estados Unidos y una medida adecuada para
cumplir con el slogan de campaña: “Make America Great Again”
Pero según fuentes como el Fondo Monetario Internacional –
FMI y el Banco Mundial, los efectos económicos de la “guerra comercial” entre China
y Estados Unidos, ya están pasando factura a las economías de los dos países y hay
evidencias de repercusión negativa para toda la economía mundial.
El proteccionismo, derivado del aumento de las tasas arancelarias
a muchos productos materia del intercambio comercial entre estos dos países,
afecta principalmente: la inversión, empleo, productividad y por ende las tasas
de crecimiento económico de muchos países que comercian con China.
La desaceleración registrada en la economía de China, impacta
a varios países que exportan básicamente materias primas a ese país,
principalmente: minerales, productos primarios agropecuarios, alimentos en
conservas, petróleo, etc. Por la caída registrada en la demanda.
El FMI estima que el impacto del incremento de aranceles
entre Estados Unidos y China, podría afectar al Producto Interno Bruto – PIB
mundial para el año 2020, con una reducción relativa del 0.5%, que en términos
absolutos equivaldría aproximadamente a 455.000 millones de dólares.
Entre otras consecuencias de esta disputa comercial, ya se
puede apreciar una reducción en el precio de materias primas, alza del dólar e
impacto negativo en las empresas y sobre todo en la confianza empresarial.
La incertidumbre va creciendo día a día y se ha propagado a
nivel mundial.
Es evidente que desde el punto de vista económico la “guerra
comercial” no beneficia a USA, peor a China y al resto del mundo.
¿Se podría afirmar que la intención del Presidente Trump es
meramente política? ¿Un caballo de Troya para ganar las elecciones de noviembre
del 2020?
“La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo”
(Platón)