Los derechos humanos universales que se consagraron en la
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas – ONU (1948) y que
han sido recogidos en otros acuerdos internacionales, cita entre otros el
siguiente: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de
expresión”
El derecho al libre sufragio es una forma de expresión
política.
En la gran mayoría de países del mundo el voto es un derecho
de libertad para que los individuos expresen su voluntad en las urnas, sin la
contracara de que el “voto es obligatorio”
En pocos países de Europa el voto es obligatorio (Bélgica,
Grecia, Italia, Chipre y Luxemburgo). En contraste con varios países latinoamericanos,
entre los cuales se cuenta Ecuador, el voto es obligatorio.
La Constitución Política vigente en Ecuador, en el Capítulo
III - De los Derechos Políticos, en relación al voto en los sufragios expresa
lo siguiente:” Art. 27.-
El voto popular será universal, igual, directo y secreto; obligatorio para los que sepan leer y escribir, facultativo para
los analfabetos y para los mayores de sesenta y cinco años. Tendrán derecho a
voto los ecuatorianos que hayan cumplido dieciocho años de edad y se hallen en
el goce de los derechos políticos…” (Lo resaltado en negrillas es mío)
Resulta una paradoja que se fusione derecho con obligación,
cuando se trate de que los ciudadanos tengan que concurrir por obligación a las urnas en los procesos
electorales para elegir Presidente, Vicepresidente, miembros de la Asamblea
General, Alcaldes, Prefectos, etc.
El derecho al sufragio que tenemos los ciudadanos es personal
– personalísimo, y no cabe obligación alguna, bajo ningún argumento político o
de otra especie.
¡Nos asiste el derecho
a no pronunciarnos políticamente, si no es nuestra voluntad!
El voto no debe ser producto de una Ley que nos coaccione
bajo amenaza de sanción con: multas, cárcel, pérdida de derechos civiles, etc.
El voto se convierte en obligatorio por causa de penalidades
que castigan la inobservancia de una norma.
Según la Real Academia Española – RAE: se daría un voto de
reata “que se da sin conocimiento ni reflexión, y solo por seguir el dictamen
de otro”
¡El voto en un sufragio
debe ser voluntario y no obligatorio!
Las razones que esgrimen los políticos para incluir el voto
obligatorio en la Constitución de algunos países (particularmente latinoamericanos)
son entre otras:
1. Permite que la población más pobre acceda a su derecho de
elegir a sus gobernantes,
2. Es una de las prácticas propias de toda democracia,
3. Restringe que en las elecciones ganen los candidatos que
tienen mayor dinero,
4. Obligar a votar en un sufragio es un verdadero acto
cívico, etc.
Contrariamente a la argumentación antes señalada, el voto
obligatorio ha prostituido aún más a la política en la mayoría de países donde
existe esta norma. El populismo y la demagogia han asentado raíces con el voto
obligatorio, consiguiendo seguidores gracias a dádivas en: dinero, ofertas de
cargos públicos, contratos de obras y servicios públicos, etc.
Estos politiqueros de pacotilla hacen piruetas en las Juntas
Electorales con los votos escrutados: a su favor, nulos, en blanco e incluso
con las abstenciones.
Los políticos populistas luego de engañar y confundir al
pueblo con ofertas irrealizables de resolver en un período de gobierno (4 a 6
años) todos los problemas de empleo, vivienda, servicios básicos e infraestructura,
principalmente, una vez que llegan al poder, se transforman en autócratas,
reyezuelos o dictadores.
El resultado del voto obligatorio es mayor decepción de los
ciudadanos en la política y los políticos, así como, en los sistemas
electorales.
Los países menos desarrollados no crecen sostenidamente y
alcanzan el bienestar para la población con asistencialismo generalizado, sino
con políticas públicas coherentes e integradas, en las que la educación sea el
eje transversal y donde se planifique a largo plazo y concertadamente.
Las democracias de papel son las que los socialistas del
siglo XXI dibujan para mantenerse en el poder, enriquecerse con los recursos
del Estado y dividir a la sociedad, entre buenos y malos.
¡Es urgente realizar una consulta popular que permita que los
ecuatorianos nos pronunciemos con
libertad, por la eliminación del voto obligatorio en los sufragios!
Tenemos el derecho de saber por quién y para qué
votamos, con libertad de participar o no en los sufragios, si no existe
transparencia e integridad en los partidos políticos, sus candidatos y planes
de políticas públicas integrales.
“Yo propondría que los políticos no fueran personajes
públicos” (Jorge Luis Borges)