Se entiende como paradigma
en una de sus acepciones, a la teoría o conjunto de ellas bajo cuya base o
fundamento se acepta sin cuestionamiento las soluciones allí planteadas.
Se define que una paradoja
es una expresión o hecho que resulta contrario a la lógica.
Las doctrinas políticas son en su esencia teorías elaboradas
por pensadores de diversas vertientes del conocimiento, tales como: filósofos,
teólogos, sociólogos, juristas, principalmente.
Desde una perspectiva de enfoque etiológico, se entendería
que los pensadores que elaboraban doctrinas políticas tenían como punto de
partida, que las causas de las cosas constituían la base sobre la cual se debían
edificar las relaciones en una sociedad libre y democrática.
Pero también desde el punto de vista axiológico el
pensamiento político nació teniendo como fundamento la existencia de valores,
sin los cuales la sociedad sería un ente hueco y huérfano de sustento.
Las doctrinas políticas que se han elaborado en el mundo a lo
largo de la historia, por lo general no han guardado correspondencia en la
praxis, con el proceder de los partidos y movimientos políticos.
Las doctrinas o pensamientos políticos han sido la pantalla
bajo la cual se han cobijado determinados grupos de personas, con membretes de partidos
políticos y que han jugado con las necesidades esenciales para cualquier
conglomerado humano, tales como: un lugar donde vivir, libertad, trabajo, alimentación,
educación, salud, etc. ofreciendo soluciones fáciles y cortoplacistas, al mejor
estilo demagógico.
La búsqueda por alcanzar el poder y mantenerse en el mismo, es
la razón fundamental para que los políticos apelen a los sentimientos humanos,
para con halagos y promesas falsas e inalcanzables conseguir el favor popular.
La utilización de prácticas populistas ha sido una constante a
la que recurren los partidos políticos, independientemente de la “doctrina
política” que sigan, de la denominación que adopten o el lugar geográfico en
que se sitúen políticamente (izquierda, centro, derecha)
También objetivo preciado por ellos ha sido el
enriquecimiento fácil y amoral, bajo la praxis de que el fin justifica los
medios.
El desencanto cosechado por la sociedad a causa de los
políticos, mejor llamados politiqueros, es generalizado a nivel mundial, sin embargo
hasta hoy en día nos siguen “gobernando”, mejor dicho, nos mantienen
secuestrados bajo leyes y normas hechas para que nunca termine su coloniaje.
Los políticos han controlado por diferentes métodos los tres
poderes del Estado: Legislativo, ejecutivo y judicial.
Han destruido sistemáticamente la institucionalidad,
especialmente en los llamados países subdesarrollados, para mantener bajo su control
a la sociedad y los recursos naturales de estos países.
A través de los años se ha construido un paradigma, o sea una verdad o conjunto de verdades que la sociedad
no se atreve a cuestionar, esto es: “solo los políticos y nadie más que ellos deben
gobernar a una sociedad, a un país, a una nación”
¿No es paradójico que los políticos nos sigan gobernando pese
a que nos han de demostrado hasta la saciedad a lo largo de la historia:
ineptitud, inexperiencia, inmoralidad, corrupción, etc.?
¡Eliminemos el falso
paradigma de que los políticos son los únicos llamados a gobernar un país,
sustituyamos a éstos por la sociedad civil debidamente representada por
personas que provengan de: La academia, gremios de trabajadores y profesionales,
organizaciones sociales, entre otros, debidamente constituidos bajo normas
preestablecidas!
Borremos de la vida pública a partidos y movimientos
políticos y a sus “miembros profesionales” (dirigentes)
¡Digamos no al
parasitismo institucionalizado!
Es imperativo en el país llamar a una Asamblea Constituyente
que deje sin efecto la Constitución Política vigente, hiperpresidencialista y
novelera, a fin de construir una sociedad donde primen la libertad de opinión, igualdad
de derechos y libre participación a la gobernanza, a fin de construir un país
que se edifique bajo principios de justicia social, seguridad jurídica y valores.
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