viernes, 25 de enero de 2019

¿PERIODISMO CIUDADANO?

Existe una errónea interpretación de que el periodismo es una actividad que corresponde ejercerla exclusivamente a los periodistas profesionales. De allí que es común ver y escuchar a miembros de los gremios de periodistas en muchos países del mundo, argumentar que el derecho a informar “pertenece a los informadores profesionales y a las empresas informativas”

En la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Art. 19 se expresa: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.”

En este sentido la difusión de información con las limitaciones que están claramente determinadas en Leyes y normas internacionales y nacionales de cada país, va más allá que la simple práctica de la libertad de expresión.

La información es un derecho de los ciudadanos que no debe ni puede ser encasillada en falsos conceptos, tales como que se trata de un “servicio público”.

La ética en el manejo de la información, con veracidad y responsabilidad, es un principio que debe ser respetado por toda persona natural y jurídica que desarrolle esta actividad.

En la actualidad existe un amplio debate entre quién debe informar a la comunidad: ¿El periodismo profesional y/o el periodismo ciudadano?

No veo la utilidad de una confrontación ideológica entre quienes apoyan una u otra posición.

Considero pertinente traer al debate dos aspectos que a mi juicio son importantes y que pueden abrir el entendimiento de quienes están por una u otra posición.

Primero, desde épocas inmemoriales el ser humano ha ejercido su derecho a expresar sus habilidades y dones, recibidos de manera natural y/o perfeccionados con la práctica en diversas actividades, tales como: literatura, música, escultura, pintura, etc. sin que medie la “obligación” de pasar antes por una formación profesional conferida por algún centro de educación profesional.

La historia nos entrega múltiples casos que validan este aserto, muchos de ellos de carácter excepcional.

Segundo, los avances tecnológicos en materia de comunicación, ha permitido que la información sobre los acontecimientos que se producen en todo el mundo se conozca y difundan con enorme celeridad y oportunidad, gracias a internet, principalmente, y con el auxilio de plataformas digitales como: Facebook, Instagram y Twitter, entre otras.

Las redes sociales han acercado a las personas en el mundo, permitiendo que la información llegue a la gente: más rápido, con imágenes fijas y videos, textos cortos y con testimonios de testigos de diversos acontecimientos y lo que es más importante, en tiempo real.

No se trata de que el generador de información deba ser periodista profesional o aficionado.

Es evidente que para trabajar en un medio de comunicación formal (periódico impreso o digital, radio, canal de revisión analógica o digital) el periodista (reportero) debería contar con un título expedido por un Centro de Formación Profesional certificado.

Pero también es cierto que una persona que informa a través de las redes sociales, de un determinado acontecimiento, in situ, acompañado de imágenes y/o videos, testimonios de testigos y en tiempo real, de tal manera que quienes reciben la información tienen cabal entendimiento del hecho sucedido, se convierten automáticamente en comunicadores válidos, independientemente de que sean periodistas profesionales o no.

Los avances de la tecnología están cambiando la forma y fondo de muchas actividades, lo cual no quiere decir que determinadas profesiones ya no son necesarias, pero tampoco, se puede impedir o restringir determinadas formas de llevar a cabo algunas tareas, bajo la premisa de que no han sido realizadas por “profesionales”.

Tenemos que abrir la mente a un mundo nuevo, globalizado, en el cual la tecnología, la innovación y nuevas aplicaciones de productos y servicios, sustituirán y/o complementarán a los existentes.

La pérdida de cierta credibilidad a determinados medios de comunicación en el contexto internacional, por causa de sus contradicciones y falta de transparencia, así como, de algunos de sus periodistas, no significa que la función de información realizada por los comunicadores (empresas y personas) deban ser suprimidas en general, “justos por pecadores”

Es una realidad mundial que las empresas de comunicación, públicas y privadas y sus comunicadores, se valen hoy en día, del apoyo de ciudadanos que se conectan con ellos por las redes sociales, para enviar información de hechos que han sido presenciados por ellos y también para opinar sobre temas que son tratados en vivo por los medios formales de comunicación en sus noticieros y programas de debate, para conocer sus puntos de vista y opinión.

Considero que para el periodismo profesional ahora y en el futuro, más que confrontar con el llamado periodismo ciudadano, constituye un importante aporte para su misión, contar con la colaboración y apoyo de los “ciudadanos comunicadores”

“Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala” (Albert Camus)

1 comentario:

  1. En el futuro todos seremos periodistas profesionales o no !!!

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