En Ecuador y en muchos países del mundo y, en especial en los
países latinoamericanos, pesan más los aspectos ideológicos y/o demagógicos a
la hora de pronunciarse sobre la conveniencia o no, de que se concesione la
construcción y/o administración de las empresas públicas.
El pragmatismo se coloca en segundo plano, lo que prima
normalmente son factores políticos e intereses de grupos asociados a fines
clientelistas o grupos de poder político-económico, que buscan sacar provecho
de los recursos del Estado.
En la actualidad en Ecuador el Gobierno de turno estaría
empeñado en llevar adelante un proceso de concesionar ciertas empresas
públicas, en el ámbito de la administración de las mismas, por parte de
empresas privadas extranjeras.
Extraoficialmente ha trascendido que entre otras, se podría
concesionar la administración de las siguientes empresas públicas:
*CNT - CORPORACIÓN NACIONAL DE TELECOMUNICACIONES
*REFINERÍA DE ESMERALDAS
*TAME EP - LÍNEA AÉREA DEL ECUADOR
*CNEL - CORPORACIÓN
NACIONAL DE ELECTRICIDAD
*CELEC - CORPORACIÓN ELÉCTRICA DEL ECUADOR
Cabe señalar que la Constitución Política del año 2008, prohíbe
privatizar las empresas públicas, de otra parte en la referida Carta Magna, se
establece el rol del Estado en el sistema económico:
“Art. 314.- El Estado será responsable de la provisión de los
servicios públicos de agua potable y de riego, saneamiento, energía eléctrica,
telecomunicaciones, vialidad, infraestructuras portuarias y aeroportuarias, y
los demás que determine la ley…”
“Art. 315.- El Estado constituirá empresas públicas para la
gestión de sectores estratégicos, la prestación de servicios públicos, el
aprovechamiento sustentable de recursos naturales o de bienes públicos y el
desarrollo de otras actividades económicas…”
“Art. 316.- El Estado podrá delegar la participación en los
sectores estratégicos y servicios públicos a empresas mixtas en las cuales
tenga mayoría accionaria. La delegación se sujetará al interés nacional y
respetará los plazos y límites fijados en la ley para cada sector estratégico.
El Estado podrá, de forma excepcional, delegar a la iniciativa privada y a la
economía popular y solidaria, el ejercicio de estas actividades, en los casos
que establezca la ley…”
Es evidente que la “ideología” seudosocialista del socialismo
del siglo XXI, puso su marca estatista en la referida Constitución de Ecuador del
año 2008, a contracorriente de lo que pasa en el resto del mundo.
El sector privado constituye en los países que tienen un
crecimiento sostenido de su economía, la locomotora que arrastra los vagones de
los sectores de la producción y servicios. El rol del Estado es determinar las
políticas públicas que deben ser concertadas con los otros actores de la
sociedad y controlar el cabal cumplimiento de las Leyes y normas establecidas.
En este contexto, concesionar la administración de ciertas
empresas públicas en Ecuador, per se no es bueno ni malo.
Sería bueno si previamente se dan algunos de los siguientes
presupuestos:
1. Que las empresas públicas a seleccionar sean escogidas una
vez que exista una evaluación de las mismas, en lo administrativo, técnico y
financiero.
2. Que mediante una auditoría técnica y transparente, se
determine la conveniencia económica y social para el país de cada una de las pretendidas
empresas sujetas a concesión.
3. Que la transferencia de la administración mediante la
concesión, libere al Estado de la carga laboral.
4. Que todo el proceso de concesión al sector privado sea de
absoluta transparencia y que todo proceso de licitación, concurso o sistema
permitido por la Ley ecuatoriana se visibilice para conocimiento y seguimiento
de la opinión ciudadana y órganos de control.
5. Que los bienes y/o servicios concesionados sean bajo la
administración privada: eficientes, a tiempo y lugar, y a precios razonables.
En definitiva la concesión para el país debe medirse en
función de obtener mejores servicios y al menor costo.
La concesión no puede ser “a dedo” o sea se debe
transparentar a la opinión pública: “que no terminará en un negocio más entre funcionarios
públicos, sus familiares y amigos o partidarios, que aprovechando la coyuntura logran
hacer acuerdos de mutua conveniencia con inversionistas de dudosa trayectoria”
Como dice un viejo adagio: “No basta que la mujer del César sea
honesta; también tiene que parecerlo”
“La habilidad de exponer una idea es tan importante como la
idea en sí misma” (Aristóteles)
Si es con transparencia y bajo análisis técnico y con costo-beneficio para el país, de acuerdo.
ResponderEliminar¡SÍ, PERO CON LAS CUENTAS CLARAS Y TRANSPARENCIA!
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