CORONAVIRUS COVID-19:
El Coronavirus bautizado COVID-19 por la Organización Mundial
de la Salud-OMS, aparece entre el 12 y el 29 de diciembre de 2019 en Wuhan-China,
como un brote de neumonía, para recién el 7 de enero de 2020 ser identificado
por las autoridades de sanidad de China como un virus y reportado como tal a la
OMS.
Desde esa fecha este nuevo virus del cual se conoce muy poco
hasta la presente fecha y para el cual no existe vacuna alguna, se ha extendido
a más de 120 países en todos los continentes.
La OMS ante la rápida propagación de la enfermedad por el
mundo, declaró que estamos frente a una pandemia.
Países como: China, Italia, Irán, Corea del Sur, España,
Alemania, Francia, EE.UU., Japón, Suiza, entre otros, son en su orden los que
tienen mayor cantidad de casos de personas detectadas con el virus.
La cifra actual de casos confirmados en todo el mundo es de aproximadamente
142.000, y con un saldo a la fecha de aproximadamente 5.300 personas fallecidas.
Las drásticas medidas que se han aplicado en algunos países
como: China, Italia, Corea del Sur, EE.UU, entre otros, para frenar la rápida
expansión del COVID-19 y que sin duda son necesarias, ante el clima de
incertidumbre que existe en todo el mundo que ha llevado a que se paralicen
muchas actividades económicas, está afectando de manera severa los flujos de
comercio global, las actividades productivas y los servicios, principalmente.
PETRÓLEO:
Como consecuencia de la fallida intención de los países
miembros de la OPEP de reducir su producción en aproximadamente 1.5 millones de
barriles diarios y, posteriormente por la pugna entre Arabia Saudí y Rusia (no
miembro de la OPEP) sobre si se debe o no disminuir la oferta de crudo por la
menor demanda mundial, los precios de este commodity comenzaron a caer en
picada.
Rusia es renuente a recortar su producción de crudo, en razón
de que según especialistas en la materia, esta medida favorecería a EE.UU. el mayor
productor mundial (petróleo de esquisto) el cual podría beneficiarse de los
cupos que se dejarían, y también por qué, con un nivel de precio del crudo de
aproximadamente US 40 dólares por barril, los rusos consideran que son
competitivos, en relación a los altos costos que implica producir petróleo de
esquisto (Shale oil)
Pero la estocada final al precio actual del petróleo se dio por
causa de las medidas económicas y administrativas preventivas tomadas por los
países más ricos del mundo: China, EE.UU y los de la zona de Europa, principalmente,
derivada por la crisis de salud pública mundial a causa del Coronavirus
COVID-19, que buscan aislar a ciudades y regiones, para evitar la propagación
del virus.
El precio del petróleo Brent en la Bolsa de Londres cerró el
13 de marzo del año 2020 a US 33,24 dólares el barril, mientras que el precio
del petróleo WTI cerró en la Bolsa de Nueva York el mismo día a US 31,37
dólares el barril. (Mayor caída en más de 4 años)
La respuesta de Arabia Saudí a la negativa de Rusia a reducir
la oferta de petróleo fue “declarar una guerra de precios” rebajando a sus
clientes entre US 4 y US 7 dólares a su barril de petróleo y además con amenazas
de incrementar su actual producción de crudo.
¿Tendrá sentido esta política Rusa y Saudí para su beneficio
a futuro?
La caída del precio del petróleo en teoría favorece a China
(mayor consumidor mundial) pero si la economía mundial se contrae
significativamente, bajará drásticamente la demanda mundial de productos
chinos.
El fuerte golpe a las actividades productivas en China
(representa 1/3 de la producción industrial mundial) podría significar para el
año 2020 una caída del PIB entre un 3% y un 4%, lo cual impactaría de manera
significativa a la economía mundial, y en particular a países como: Alemania, Francia,
Gran Bretaña, Japón, Corea del Sur, entre otros.
La Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE) el 12 de marzo de
2020 tuvo un cierre para el olvido de los índices bursátiles más
representativos: Dow Jones Industrial Average y el S&P 500 (500 empresas más
importantes de USA) con una caída de aproximadamente un 10% (Es el peor día
desde el año 1987). El índice Nasdaq también perdió aproximadamente un 9%. Todos
ello, luego del anuncio del Presidente Trump de suspender los vuelos desde
EE.UU. a 26 países de la Unión Europea-UE y desde esos países a EE.UU.
Muchos de los gobiernos de los países más ricos están
adoptando medidas: sanitarias, fiscales y monetarias para paliar la crisis
derivada de la pandemia sanitaria, pero la incertidumbre es de tal naturaleza
que poco o nada ha incidido en cambiar el “pánico” que está causando el
COVID-19.
Es evidente que las medidas adoptadas en el mundo hasta
ahora, en su gran mayoría son reactivas y no preventivas.
La solución a corto y mediano plazo tiene que ser concertada
por las potencias de Asia, América y Europa, caso contrario estaremos frente a
un escenario de recesión mundial.
Técnicamente se define que un país que reporta un PIB
negativo por 2 trimestres seguidos, su economía ha entrado en recesión.
¿Quién ganará y quién perderá?
¡Nadie ganará, todos perderemos!
Una vez más los políticos aparecen “dirigiendo” temas de
salud e incentivos económicos para controlar la crisis, lo que en realidad
buscan los políticos es visibilizarse con fines electorales.
La pandemia del COVID-19 es un tema de salud pública mundial,
que debería ser manejado por la OMS y los centros de epidemiología y virología
de cada país, sin intromisión politiquera.
Las medidas de política monetaria y fiscal deberían ser
adoptadas en cada país de manera soberana, pero concertando acciones que no
repercutan de manera negativa al comercio mundial y la economía en su conjunto,
para lo cual es importante el pronunciamiento sobre el impacto global, tarea de
los Organismos Multilaterales (Banco Mundial, FMI, BID, CAF, etc.,) y otros
como la OECD, CEPAL, etc., caso contrario se producirá una “guerra económica
mundial” por causa de las medidas proteccionistas individuales que van
adoptando cada país según sus propias conveniencias.
Cabe que exista en los países afectados con la pandemia del
coronavirus COVID-19 total transparencia en la información, el ocultar la
realidad solo produce mayor pánico e incertidumbre.
¿La convergencia del coronavirus COVID-19 y la guerra de
precios del petróleo formarán la tormenta perfecta que azotará la economía
mundial?
“Las decisiones rápidas son decisiones inseguras” (Sófocles)
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