sábado, 13 de mayo de 2017

“LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD”



Libertad, igualdad y fraternidad, no son tres palabras más del vocabulario de la gramática latina, a partir de su uso como emblema de la revolución francesa (1789) se convirtieron en un símbolo de la herencia que el mundo recibió de un pueblo cansado del poder absoluto de la monarquía: “Liberté, Égalité, Fraternité”. Estas palabras se le atribuyen al teólogo y escritor francés François Fénelon.

Libertad:
Dijo Séneca.- “No hay lugar tan estrecho donde no se pueda elevar el pensamiento al cielo“
Según Voltaire.- “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho de manifestarlo”

Igualdad:
Expresó Aristóteles.- “Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es; pero no para todos, sino para los desiguales”    

Fraternidad:
Pensamiento de Juan XXIII.-”Nunca vaciles en tender la mano; nunca titubees en aceptar la mano que otro te tiende”

Los tres presupuestos antes enunciados constituyen un trípode básico de la naturaleza humana, independientemente de la visión filosófica y política que se quiera dar a los mismos. Se han constituido con el tiempo en derechos fundamentales de las personas, sobre los cuales no cabe bajo ninguna circunstancia: renunciamiento, enajenación, prescripción, discriminación e indemnidad, entre otros aspectos.

La relación mandante (pueblo) con la del mandatario (funcionario público) es de absoluta primacía del primero sobre el segundo, o dicho de otra manera, el mandatario está subordinado al mandante en el todo y sus partes. No existe ambigüedad alguna sobre este concepto, y así lo encontramos en todas las constituciones republicanas.

Entonces, ¿cómo entender que partidos y movimientos políticos se hayan abrogado derechos fundamentales de las personas, estipulados en la Constitución?

Se explica cuando una autocracia disimula “gobernar” sustrayéndose los derechos constitucionales del mandante y utilizando artilugios demagógicos, se convierte de hecho en una cuasi democracia, en una dictadura de facto.

Esta metamorfosis solo es posible cuando se aprovechan de la falta de cultura de gran parte de los ciudadanos, los cuales caen con facilidad ante las promesas huecas, a su propia desesperanza y sucumben a las ofertas asistencialistas para el presente, hipotecando su capacidad de auto sustentarse en el futuro.

Esta suerte de metástasis viene tomándose el cuerpo de la sociedad, en razón de que los politiqueros han acuñado para si el refrán: “que el fin justifica los medios”

Capturar el voto ciudadano es el medio utilizado por un partido o movimiento político para llegar al poder, y el fin para su supervivencia es permanecer allí indefinidamente. Los medios más idóneos para los autócratas, son, entre otros: descalificar a los “enemigos” (no existen adversarios); dividir a las personas entre: buenos y malos, ricos y pobres, explotadores y explotados; romper la institucionalidad; eliminar el contrapeso de poderes; suprimir la libertad de expresión; someter a los medios de comunicación privados; encontrar culpables en los que no piensan igual; atrofiar la empresa privada productiva; infiltrarse en las fuerzas armadas y politizarla; socavar las bases religiosas; acumular riqueza para callar y comprar conciencias y crear un poder ejecutivo omnímodo.

Para sostener este último fin supremo, la reelección indefinida es fundamental, razón de vida o muerte. En su visión, el fracaso no es una opción, pero si acaso llegarán a perder el poder, en su proyecto político está previsto la construcción de una red de “amigos” (dígase gobiernos afines ideológicamente) que en base a favores extendidos durante años de gobierno, ya sean éstos de tipo económico y/o político, serán un refugio seguro para eludir las consecuencias de sus acciones, primordialmente en el ámbito judicial.

Consterna constatar en muchos países, lo efímero de derechos constitucionales que en teoría protegen a los ciudadanos, tales como: libertad, igualdad y fraternidad. Cuando estos politiqueros emergen casi de la nada, aparece una nueva forma de colonialismo no extranjero, disfrazado de partido o movimiento político, para cínicamente subyugar a todo un pueblo y alcanzar sus fines protervos.

El filósofo griego Sócrates dijo: “Si yo me hubiera dedicado a la política. ¡Oh atenienses!, hubiera perecido hace mucho tiempo y no hubiese hecho ningún bien ni a vosotros ni a mí mismo“

3 comentarios:

  1. Coincido en que es necesario construir una identidad política en Ecuador. Solo se han copiado realidades de otros países!!!

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  2. NADIE POR NINGUNA RAZÒN PUEDE PRETENDER BURLAR NUESTROS DERECHOS CONSTITUCIONMALES, PEOR HABLANDO EN FAVOR DE UNA SEUDOREVOLUCIÒN.

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  3. La única revolución es la de la razón, ello implica respeto a los derechos de los demás.

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