Quién inventó el juego de ajedrez y en qué fecha es motivo de
controversia, sin embargo, muchos autores se inclinan que fue en la India donde
nació este juego, allá por el siglo VI d.C.
Este apasionante juego enfrenta normalmente a 2 jugadores que
pugnan por ganar la partida, para lo cual los conocimientos teóricos y la
práctica son dos aspectos fundamentales a considerar.
La aparición de una nueva cepa de coronavirus denominada
COVID-19, a finales del año 2019 en China y su rápida propagación por todo el
mundo, ha ocasionado un cambio profundo en las relaciones humanas, las
actividades productivas y de servicios, así como en el comercio mundial, entre
otros asuntos.
Resulta evidente que esta pandemia ha sobrepasado la
infraestructura sanitaria y los medios básicos en todos los países del mundo,
tanto en los desarrollados, como en aquellos con menores niveles de desarrollo
relativo.
La carencia y los inadecuados elementos básicos de un sistema
de salud, tales como: cantidad y calidad del personal sanitario, productos
médicos y equipamiento, adecuada prestación de servicios, sistema de
información, financiamiento y liderazgo, han desnudado las falencias y la poca
prioridad que los gobiernos han dado a la Salud Pública.
La política se ha hecho presente, la pandemia ha sido
aprovechada por políticos inescrupulosos para visibilizarse con fines
electorales, en unos casos, como medio para
mantenerse en el poder y en otros para acceder al mismo.
Esta crisis de salud y su impacto económico en el presente y
a futuro, nos ha demostrado la incapacidad de la mayoría de gobernantes del
mundo. No hay liderazgos, solo vemos demagogia y oportunismo.
¡Una vez más, el fin justifica los medios!
Varios gobernantes de algunos países (Brasil, México, Italia,
España, Nicaragua, Gran Bretaña, EE.UU) principalmente, actuaron tardíamente
ante la pandemia, con graves consecuencias para su población. En contraste es
plausible el liderazgo ejercido por gobernantes de países como: Corea del Sur,
Japón, Taiwán, Alemania, Singapur e Israel, que han podido ralentizar la
contaminación, con menor impacto en la salud pública y sus economías.
Que hicieron con responsabilidad los países que han logrado
mitigar el impacto del COVID-19:
1. Imponer el distanciamiento social;
2. Realizar muchos test o pruebas para detectar casos
positivos; y,
3. Decretar la cuarentena total obligatoria.
Es evidente que la pandemia del COVID-19 ha causado hasta la
presente fecha, un impacto negativo de proporciones enormes en la economía
mundial.
El FMI considera que la crisis económica producto de la
pandemia, tendrá para el año 2020, un efecto recesivo mayor que el producido
por la Gran Depresión ocurrida en 1929.
Pero el verdadero impacto económico de la actual crisis
sanitaria es impredecible por la sencilla razón de que muy poco se conoce a
nivel mundial sobre esta nueva enfermedad y no existe vacuna alguna (se estima
entre 12 a 18 meses, la posibilidad de encontrar una vacuna efectiva)
Nunca antes la sociedad mundial vivió en época de paz, una
paralización de las actividades económicas y sociales y un confinamiento de la
población a nivel mundial, los avances tecnológicos más que nada nos han
permitido apreciar que ni las riquezas, ni el poder, pueden contra una
pandemia, somos vulnerables y debemos aprender lo negativo y positivo de la
realidad actual.
¿Todos nos preguntamos qué hacer en esta situación?
A nivel personal debemos actuar con responsabilidad tomando
con seriedad la necesidad de distanciamiento social, refugiándonos en nuestros
hogares para beneficio propio, el de nuestra familia y el de toda la población.
Es imperativo obedecer y respetar las normas establecidas en la
crisis sanitaria por las autoridades pertinentes, ya que la enfermedad durará
mucho tiempo y el objetivo primordial es que este problema transcurra, con la
menor afectación a la salud y vida de todos los seres humanos.
Como sociedad mundial esperamos que se entienda que hay que
hacer muchos sacrificios, y que el mayor impacto recaerá en la gente más pobre
y vulnerable: en número de afectados, resquebrajamiento de la salud y capacidad
económica para superar la crisis.
Los gobiernos de todos los países del mundo y en especial
quienes conforman la Organización de Naciones Unidas-ONU (193 Miembros)
deberían afrontar esta calamidad con la mayor responsabilidad y solidaridad,
nunca antes vista, es ahora la prueba de fuego de su existencia. Las siguientes
preguntas deberían tener una respuesta satisfactoria: ¿Para qué se creó? ¿Para
qué existe? ¿Es de real utilidad? ¿Son solidarios sus Miembros? ¿Hechos y no
palabras?
Es evidente, incluso para quienes no tienen conocimiento en materia
económica (macro y micro economía) que paralelamente a la urgente demanda de atención
a la salud pública en el mundo, no se puede descuidar la economía, y fundamentalmente
la economía real (producción, distribución y consumo de bienes y servicios)
Esta apreciación deja separada a la economía financiera, sin
menoscabarla por su importancia en cualquier país y por ser complementaria en
el circuito económico, por lo cual debe ser vigilada con el debido cuidado.
Una mirada objetiva a la crisis económica actual y que se
prolongará por un buen tiempo (meses y años) obliga a que los gobiernos de los países
que integran el G7 (mayores países industrializados) y el G20 (Mayores países
industrializados y mayores países emergentes) en coordinación con los
Organismos Multilaterales de Crédito más importantes del mundo, tales como:
Fondo Monetario Internacional-FMI, Banco Mundial-BM, Banco Interamericano de
Desarrollo-BID, Corporación Andina de Fomento-CAF y los Organismos
Internacionales de Asia, entre otros, deben cooperar de manera ágil y
pragmática, para sacar adelante a la economía mundial que está interconectada
en un esquema de globalización.
El encadenamiento económico es de simple lógica: cuando cae
el consumo a nivel mundial, baja la producción, se pierden empleos, se detiene
la inversión y la economía micro y macro se ve afectada.
La respuesta con medidas fiscales, crediticias, arancelarias,
etc. a esta grave crisis mundial, no debería ser solamente a nivel de cada
país, tiene que mirarse con un enfoque regional, continental y mundial.
Es imperativo rediseñar las reglas de juego del mundo para el
futuro, atacando con pragmatismo y responsabilidad temas como: desigualdad,
acceso a oportunidades de trabajo y educación, seguridad alimentaria y salud,
comercio justo, seguridad, cambio climático.
La población mundial que se encuentra en el umbral de extrema
pobreza y pobreza, son los más afectados por la crisis, hay que entender que la
mayoría de la población en los países de menor desarrollo relativo en el mundo,
son desempleados y subempleados. ¿Con que medios puede subsistir la gente que
se encuentra en cuarentena, sin poder movilizarse y sin poder realizar
actividad alguna que les genere ingresos?
Es urgente dar soluciones prácticas y oportunas a esta
realidad o la desesperación de no tener medios para alimentarse y acceso a
material sanitario, pueden agravar la crisis sanitaria, si la desesperación y
el pánico se apodera de la población.
De la amenaza que significa la pandemia cabe sacar
oportunidades, entre otras: que aflore la cooperación internacional eficaz, la
solidaridad debe manifestarse para que aquellos que más recursos tienen compartan
con los más necesitados, y que los gobernantes entiendan que hay que
jerarquizar y priorizar las políticas públicas, en favor de la gente pobre o
habrán estallidos sociales.
La pandemia nos da también una gran lección moral, más importante
que acumular riqueza y poder (material) es importante lo espiritual (familia,
principios, ética, valorar el servicio)
¡En el ajedrez de la vida, la salud pública no debe perder ni
ganar la partida a la realidad económica!
“Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres,
tampoco podrá salvar a sus pocos ricos” (John Fitzgerald Kennedy)
¡Siempre!, pero hoy más que nunca, cuando vivimos esta
calamidad y nos agobia la incertidumbre, quienes profesamos una doctrina monoteísta,
y en particular para nosotros los Católicos-Cristianos, creer en un Dios
(Santísima Trinidad) omnipotente, tener Fe y comunicarnos con Él a través de la
oración, nos da fuerza y esperanza, para superar esta crisis sanitaria y
económica.
“El mundo nos dice que busquemos el éxito, el poder y el dinero. Dios nos dice que busquemos la humildad, el servicio y el amor” (Papa Francisco)
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