sábado, 11 de abril de 2020

CRISIS MUNDIAL: ¿PARTIDA DE AJEDREZ ENTRE LA SALUD PÚBLICA Y LA ECOMOMÍA?

Quién inventó el juego de ajedrez y en qué fecha es motivo de controversia, sin embargo, muchos autores se inclinan que fue en la India donde nació este juego, allá por el siglo VI d.C.

Este apasionante juego enfrenta normalmente a 2 jugadores que pugnan por ganar la partida, para lo cual los conocimientos teóricos y la práctica son dos aspectos fundamentales a considerar.

La aparición de una nueva cepa de coronavirus denominada COVID-19, a finales del año 2019 en China y su rápida propagación por todo el mundo, ha ocasionado un cambio profundo en las relaciones humanas, las actividades productivas y de servicios, así como en el comercio mundial, entre otros asuntos.

Resulta evidente que esta pandemia ha sobrepasado la infraestructura sanitaria y los medios básicos en todos los países del mundo, tanto en los desarrollados, como en aquellos con menores niveles de desarrollo relativo.

La carencia y los inadecuados elementos básicos de un sistema de salud, tales como: cantidad y calidad del personal sanitario, productos médicos y equipamiento, adecuada prestación de servicios, sistema de información, financiamiento y liderazgo, han desnudado las falencias y la poca prioridad que los gobiernos han dado a la Salud Pública.

La política se ha hecho presente, la pandemia ha sido aprovechada por políticos inescrupulosos para visibilizarse con fines electorales, en unos casos, como medio para  mantenerse en el poder y en otros para acceder al mismo.

Esta crisis de salud y su impacto económico en el presente y a futuro, nos ha demostrado la incapacidad de la mayoría de gobernantes del mundo. No hay liderazgos, solo vemos demagogia y oportunismo.

¡Una vez más, el fin justifica los medios!

Varios gobernantes de algunos países (Brasil, México, Italia, España, Nicaragua, Gran Bretaña, EE.UU) principalmente, actuaron tardíamente ante la pandemia, con graves consecuencias para su población. En contraste es plausible el liderazgo ejercido por gobernantes de países como: Corea del Sur, Japón, Taiwán, Alemania, Singapur e Israel, que han podido ralentizar la contaminación, con menor impacto en la salud pública y sus economías.

Que hicieron con responsabilidad los países que han logrado mitigar el impacto del COVID-19:

1. Imponer el distanciamiento social;
2. Realizar muchos test o pruebas para detectar casos positivos; y,
3. Decretar la cuarentena total obligatoria.

Es evidente que la pandemia del COVID-19 ha causado hasta la presente fecha, un impacto negativo de proporciones enormes en la economía mundial.

El FMI considera que la crisis económica producto de la pandemia, tendrá para el año 2020, un efecto recesivo mayor que el producido por la Gran Depresión ocurrida en 1929.

Pero el verdadero impacto económico de la actual crisis sanitaria es impredecible por la sencilla razón de que muy poco se conoce a nivel mundial sobre esta nueva enfermedad y no existe vacuna alguna (se estima entre 12 a 18 meses, la posibilidad de encontrar una vacuna efectiva)

Nunca antes la sociedad mundial vivió en época de paz, una paralización de las actividades económicas y sociales y un confinamiento de la población a nivel mundial, los avances tecnológicos más que nada nos han permitido apreciar que ni las riquezas, ni el poder, pueden contra una pandemia, somos vulnerables y debemos aprender lo negativo y positivo de la realidad actual.

¿Todos nos preguntamos qué hacer en esta situación?

A nivel personal debemos actuar con responsabilidad tomando con seriedad la necesidad de distanciamiento social, refugiándonos en nuestros hogares para beneficio propio, el de nuestra familia y el de toda la población.

Es imperativo obedecer y respetar las normas establecidas en la crisis sanitaria por las autoridades pertinentes, ya que la enfermedad durará mucho tiempo y el objetivo primordial es que este problema transcurra, con la menor afectación a la salud y vida de todos los seres humanos.

Como sociedad mundial esperamos que se entienda que hay que hacer muchos sacrificios, y que el mayor impacto recaerá en la gente más pobre y vulnerable: en número de afectados, resquebrajamiento de la salud y capacidad económica para superar la crisis.

Los gobiernos de todos los países del mundo y en especial quienes conforman la Organización de Naciones Unidas-ONU (193 Miembros) deberían afrontar esta calamidad con la mayor responsabilidad y solidaridad, nunca antes vista, es ahora la prueba de fuego de su existencia. Las siguientes preguntas deberían tener una respuesta satisfactoria: ¿Para qué se creó? ¿Para qué existe? ¿Es de real utilidad? ¿Son solidarios sus Miembros? ¿Hechos y no palabras?

Es evidente, incluso para quienes no tienen conocimiento en materia económica (macro y micro economía) que paralelamente a la urgente demanda de atención a la salud pública en el mundo, no se puede descuidar la economía, y fundamentalmente la economía real (producción, distribución y consumo de bienes y servicios)

Esta apreciación deja separada a la economía financiera, sin menoscabarla por su importancia en cualquier país y por ser complementaria en el circuito económico, por lo cual debe ser vigilada con el debido cuidado.

Una mirada objetiva a la crisis económica actual y que se prolongará por un buen tiempo (meses y años) obliga a que los gobiernos de los países que integran el G7 (mayores países industrializados) y el G20 (Mayores países industrializados y mayores países emergentes) en coordinación con los Organismos Multilaterales de Crédito más importantes del mundo, tales como: Fondo Monetario Internacional-FMI, Banco Mundial-BM, Banco Interamericano de Desarrollo-BID, Corporación Andina de Fomento-CAF y los Organismos Internacionales de Asia, entre otros, deben cooperar de manera ágil y pragmática, para sacar adelante a la economía mundial que está interconectada en un esquema de globalización.

El encadenamiento económico es de simple lógica: cuando cae el consumo a nivel mundial, baja la producción, se pierden empleos, se detiene la inversión y la economía micro y macro se ve afectada.

La respuesta con medidas fiscales, crediticias, arancelarias, etc. a esta grave crisis mundial, no debería ser solamente a nivel de cada país, tiene que mirarse con un enfoque regional, continental y mundial.

Es imperativo rediseñar las reglas de juego del mundo para el futuro, atacando con pragmatismo y responsabilidad temas como: desigualdad, acceso a oportunidades de trabajo y educación, seguridad alimentaria y salud, comercio justo, seguridad, cambio climático.

La población mundial que se encuentra en el umbral de extrema pobreza y pobreza, son los más afectados por la crisis, hay que entender que la mayoría de la población en los países de menor desarrollo relativo en el mundo, son desempleados y subempleados. ¿Con que medios puede subsistir la gente que se encuentra en cuarentena, sin poder movilizarse y sin poder realizar actividad alguna que les genere ingresos?

Es urgente dar soluciones prácticas y oportunas a esta realidad o la desesperación de no tener medios para alimentarse y acceso a material sanitario, pueden agravar la crisis sanitaria, si la desesperación y el pánico se apodera de la población.

De la amenaza que significa la pandemia cabe sacar oportunidades, entre otras: que aflore la cooperación internacional eficaz, la solidaridad debe manifestarse para que aquellos que más recursos tienen compartan con los más necesitados, y que los gobernantes entiendan que hay que jerarquizar y priorizar las políticas públicas, en favor de la gente pobre o habrán estallidos sociales.

La pandemia nos da también una gran lección moral, más importante que acumular riqueza y poder (material) es importante lo espiritual (familia, principios, ética, valorar el servicio)

¡En el ajedrez de la vida, la salud pública no debe perder ni ganar la partida a la realidad económica!

“Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, tampoco podrá salvar a sus pocos ricos” (John Fitzgerald Kennedy)

¡Siempre!, pero hoy más que nunca, cuando vivimos esta calamidad y nos agobia la incertidumbre, quienes profesamos una doctrina monoteísta, y en particular para nosotros los Católicos-Cristianos, creer en un Dios (Santísima Trinidad) omnipotente, tener Fe y comunicarnos con Él a través de la oración, nos da fuerza y esperanza, para superar esta crisis sanitaria y económica.

 “El mundo nos dice que busquemos el éxito, el poder y el dinero. Dios nos dice que busquemos la humildad, el servicio y el amor” (Papa Francisco)

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