La pandemia del coronavirus COVID-19 tiene trastornada a la
sociedad mundial con justa razón, por la velocidad con la que se ha propagado el
virus por todo el mundo y por las inéditas medidas de confinamiento que se han
adoptado, paralizando el flujo de personas, bienes y servicios.
Compete a los científicos de todo el mundo especializados en
materia de enfermedades infecciosas, fijar el rumbo de posibles vacunas y de
los tratamientos más adecuados, en función de los avances logrados en el
conocimiento del COVID-19 (apenas han transcurrido aproximadamente 4 meses
desde su anuncio oficial por la Organización Mundial de la Salud-OMS).
La enfermedad antes indicada es una realidad, y en el caso de
Ecuador, nos compete acatar con responsabilidad y buen juicio, acatando las
medidas preventivas que adoptan las autoridades competentes en salud pública,
seguridad, movilización, entre otras, para evitar una mayor propagación del
virus y el colapso de los hospitales (capacidad de camas existentes, unidades
de cuidados intensivos-UCI, personal médico, enfermeras, auxiliares, etc.)
No es el momento de crear polémica y críticas a la gestión
del gobierno de turno, indistintamente si votamos por él o no, si tenemos o no
empatía con su ideología o si han acertado o no con la gestión de la actual
crisis de salud y con las medidas económicas adoptadas.
De ser pertinente, en el futuro se juzgará lo realizado y lo
que dejaron de hacer las autoridades, bajo el paraguas de las leyes vigentes y
los debidos procesos.
Los otros poderes del Estado: Legislativo y Judicial,
principalmente, así como: los gobiernos provinciales, cantonales y
parroquiales, están en la obligación de unirse en búsqueda de soluciones a la
crisis sanitaria, sin que sus representantes busquen sacar réditos personales o
partidarios. El uso político de la pandemia por el COVID-19, debe y tiene que
ser censurado y sancionado por todos los ecuatorianos y castigado posteriormente
con el voto en las urnas.
Debemos los ecuatorianos acudir al diálogo franco y sincero,
con respeto a la autoridad y aportando con propuestas viables, sólidas en su argumentación
y que busquen sumar, para en primer término se pueda paliar en el corto plazo los
efectos de la crisis de salud y su impacto en la economía, para más adelante,
cuando sea propicio, se enfrente la reactivación de la producción, el comercio,
el empleo y la problemática social.
Pongamos en práctica aquel mensaje que dio el Ex Presidente
John F. Kennedy a su pueblo: “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti,
pregúntate que puedes hacer tú por tu país”
Ecuador es un país pequeño en territorio, población y riqueza
(en términos relativos: magnitud de la economía en el contexto regional y
mundial) con una población amable, buena, pero en su mayoría indisciplinada,
polarizada e influenciada de manera negativa por un desgobierno (Enero 2007-
mayo 2017) que buscó y consiguió dividir a la sociedad ecuatoriana en estratos:
buenos y malos, ricos y pobres, pro-estado y pro-mercado, o estaban con el autócrata
o en contra de él, etc.)
El precio promedio del petróleo exportado por Ecuador en el
período 2007-2017, fue de USD 69,52 (Fuente: ESPE-BCE) lo cual representó
ingentes recursos al presupuesto general del Estado (participación entre el 43%
y 59%) como nunca antes había ocurrido desde el año 1972, recursos que
fueron “invertidos” con negligencia, sin
criterios de prioridad y con corrupción y vaciando las arcas fiscales.
Los ingresos fiscales del país dependen en gran medida del
comportamiento del volumen y precio de un commodity (petróleo) de ahí que un
shock externo como la caída histórica del precio spot del barril de crudo
WTI-Londres= USD 17,26 (24/04/2020, sin restar el castigo por la calidad del
crudo) tiene un impacto brutal en la economía.
Ecuador fijó en su presupuesto para 2020 un valor de USD
51,30 por barril de crudo exportado (WTI) por lo que el impacto negativo causado
por la caída del precio del barril de crudo, es severo para la caja fiscal en el
escenario actual, en el que resulta inviable en el país en el corto plazo, incrementar
la carga tributaria y disminuir el gasto público, de manera que compense la
pérdida de ingresos fiscales provenientes de las exportaciones petroleras.
La economía de Ecuador atraviesa por un mal momento, agravada
por la crisis sanitaria, sin ahorros, alto déficit fiscal, inversión externa no
significativa y caída de los precios de sus productos primarios de exportación.
Es imperativo llegar a acuerdos concertados entre todos los
actores de la sociedad; Poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial,
principalmente, con los dirigentes de partidos y movimientos políticos, los
gremios de la producción, trabajadores, academia y otros, actores de la
sociedad civil, para en primer lugar enfrentar la crisis sanitaria y apuntalar
la economía, con la reducción oficial y voluntaria del gasto público, aporte de
la empresa privada mediana y grande y el apoyo de la ciudadanía en general.
Ante la evidencia histórica de que en un Ecuador polarizado,
sea factible llegar a acuerdos concertados, respetando las divergencias, y para
que los actores que representan al poder político y económico, dialoguen y
cedan posiciones en favor de la sociedad en su conjunto, sería importante pedir
la colaboración de organismos internacionales como: Banco Mundial, BID, CAF, ONU,
OEA, entre otros, y países amigos, a fin de que se conformen comisiones
técnicas interdisciplinarias con representantes de dichos organismos y países.
La función de estas comisiones sería la de actuar como
facilitadores de los diálogos, para analizar propuestas que surjan de todos los
sectores económicos, sociales, políticos y ambientales, para construir acuerdos
concertados de políticas públicas de: corto, mediano y largo plazo, que sean
viables, sostenibles y permitan salir de la actual crisis al país, e iniciar el
proceso de crecimiento económico, condición necesaria pero no suficiente, para
alcanzar el desarrollo.
De las crisis se obtienen oportunidades cuando los seres
humanos sacamos lo mejor de todos nosotros, practiquemos entre otras virtudes
las siguientes: reflexión, diálogo, respeto, fortaleza, prudencia y
solidaridad.
Recordemos que con las 7 letras de la palabra Ecuador, se
construye ACUERDO.
¡El Ecuador nos necesita ahora, unidos!
¡Demostremos ecuatorianos nuestra capacidad de resiliencia!
“En medio de la dificultad reside la oportunidad” (Albert Einstein)
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